En sus últimas comparecencias públicas, Urkullu, dentro de la tradicional bicefalia de la que hace gala su formación entre lo institucional y lo partidista siempre se ha remitido a lo que decidan el PNV y su grupo parlamentario en el Congreso cuando se le ha preguntado por el apoyo prácticamente confirmado que le darán los socialistas vascos tras las elecciones de este domingo y cómo influirá en las relaciones con el PSOE a nivel estatal y con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Sin embargo, en un encuentro informativo poco antes de la campaña, el 22 de junio, el lehendakari sí reiteró la "sorpresa" y la "extrañeza" que le produjo el acuerdo del PSOE y Unidas Podemos con EH Bildu para derogar íntegramente la reforma laboral a cambio de la abstención de los abertzales a una prórroga del estado de alarma.
Este acuerdo, un indiscutible tanto que logró el partido de Arnaldo Otegi en periodo preelectoral, hizo a Urkulu subrayar en ese encuentro infomativo que en el pacto por el que el PNV apoyó la investidura de Sánchez se incluyó que "aquellos acuedos que el Gobierno quisiera alcanzar con otras formaciones difentes a las que apoyaron la investidura previamente las tiene que poner en conocimiento del PNV". El PSOE en seguida se desdijo de lo firmado con EH Bildu y con Unidas Podemos.
Durante la campaña se han terminado de limar las asperezas que pudiera haber provocado la "traición" socialista al PNV con un rival directo para las elecciones vascas. El PSE, empezando por su candidata, Idoia Mendia, ha hecho oídos sordos a la petición de EH Bildu y Unidas Podemos de que pacte con ellos un Gobierno de izquierdas que desaloje a Urkullu.
NADA CON EH BILDU
El lehendakari, simétricamente, ha descartado formar gobierno con EH Bildu alabando continuamente las bondades de su acuerdo con los socialistas, que, según ha recordado, tiene su correlato en las diputaciones provinciales vascas, en las principales capitales y en el apoyo parlamentario del PNV en el Congreso de los Diputados.
Para Urkullu y su partido, que han rechazado repetidamente cualquier posible retorno al 'Plan Ibarretxe', el único requisito indispensable para mantener sus buenas relaciones con el PSOE es el respeto a las competencias vascas y la bilateralidad.
Lo que consideró una conculcación de las primeras fue el motivo de que el PNV votara en contra de las conclusiones de los grupos de trabajo de sanidad y política social de la comisión de reconstrucción (apoyó las del grupo de la Unión Europea y se abstuvo ante las del de reacctivacción económica). Ahora tiene hasta el día 22 para negociar cambios en el dictamen final de la comisión, que se votará ese día en el Congreso
A nivel institucional, Urkullu sólo ha exigido al Gobierno español que convoque cuanto antes la comisión bilateral del Concierto Económico para negociar una posible duplicación del objetivo de déficit para el País Vasco, del 0,2% al 0,4%, y así acometer la necesidad de endeudarse para financiar medidas que mitiguen el impacto del coronavirus. El Gobierno ya se comprometió a reunir ese órgano durante el primer semestre del año, y ya ha sobrepasado ese plazo.