Lo hizo en Bilbao, en su primer mitin en la campaña de las elecciones del domingo 12, al que seguirá otro el viernes al mediodía en Ordizia (Guipúzcoa). Hoy diagnosticó que la sociedad vasca “va más deprisa que su Gobierno"; que "hay una mayoría social de izquierdas" y que la sociedad "se ha normalizado" y "un pasado terrilble y doloroso", que admitió sin mencionar el terrorismo, ETA ni los GAL, “ha dado paso a una situación de convivencia que ya es normal en las calles, que ya es normal en las familias", pese a que hay “parece que enormes intereses en que esa normalización de la vida política no se pueda extender a los acuerdos entre los partidos”.
Unos minutos después, abundó: “Sé que es muy difícil para la gente del PSE y de EH Bildu ponerse de acuerdo para gobernar”. Y así defendió el voto para la candidata de Unidas Podemos a la Lehendakaritza, Miren Gorrotxategi: “Todo el mundo tiene claro en Euskadi que, si hay una fuerza política que tiene alguna posibilidad de sentar al PSE y a EH Bildu en la misma mesa y trabajar para que haya un acuerdo (…), ésa es Elkarrekin Podemos (Unidas Podemos en euskera”.
Para defender la apuesta de Gorrotxategi por ese gobierno tripartito de izquierdas, Iglesias dijo que no quería hablar mal del PNV, socio imprescindible del Ejecutivo central. Le afeó el accidente del vertedero de Zaldívar y fraudes en los comedores escolares, pero lo atribuyó a que “es normal que el poder desgaste”.
Desde esa premisa tan poco ofensiva, argumentó que “una estrategia de país implica que de vez en cuando tiene que haber una renovación y tiene que haber cambio”, y que “es un consenso en Euskadi que el PNV necesita unos años en la oposición para seguir siendo útil a su pueblo”.
Por último, ya dirigiéndose al PSE, partidario de seguir gobernando con el lehendakari, Íñigo Urkullu, los nacionalistas, Iglesias dijo que “las fuerzas políticas de izquierda no pueden hacer trampas” a sus votantes, quienes, si se decantan por una de estas tres papeletas, “no están votando para que gobierne el PNV; están votando cambio”, y que, para facilitar “un acuerdo con no sé quién, ya pueden votar directamente a ese candidato”.
POCA CLOACA
Fue en la parte final de su intervención cuando Iglesias abordó el motivo específico de presencia en Bilbao, después de unas apreciaciones que se desarrollaron en una línea similar a la que expuso ayer en un mitin en Vigo para la campaña gallega. Eso sí, sin enfatizar tanto su crítica a las supuestas cloacas policiales y mediáticas.
Comenzó diciendo que tenía una “sensación distópica” por el coronavirus y que eso le invitaba a reflexionar sobre “los cambios y las resistencias a los cambios” y “la relación tan extraña entre lo posible y lo imposible”. Como ayer, subrayó que hace un año (fecha del fracaso de las negociaciones con el PSOE) nadie se imaginaba que habría ministros de Unidas Podemos en el Gobierno “y que ‘el coletas’ iba a ser vicepresidente”, porque les advertían de que el poder haría todo lo posible por impedirlo.
“Lo hicieron, pero no nos ganaron”, sentenció, en lo que pareció una respuesta al periodista Vicente Vallés, muy criticado en los últimos días por Podemos por haber insinuado en su día que las cloacas podrían no haber sido tales si este partido había llegado al Gobierno.
También como ayer, reivindicó que, antes de la llegada del covid, el programa que firmaron con el PSOE “se cumplía” e introducía “algunos cambios irreversibles” como el SMI, prohibir los despido por baja médica y el consentimiento explícito de la mujer en las relaciones sexuales; fijando así en el Derecho “posiciones respecto a las que ya sea muy difícil retroceder”. “Por eso había tantas resistencias a que entráramos en el Gobierno”, insistió sin entrar en más detalles sobre tales resistencias.
FRENTE A CIUDADANOS
Siguió haciendo bandera de las medidas del escudo social frente al coronavirus, con el que le habría “gustado llegar más lejos” pero “no tiene precedentes en la historia de España”. Frente a ello, fabuló que habría pasado si “el plan de las élites hubiera funcionado” con un Gobierno del PSOE y Ciudadanos, si el expresidente de esta formación, Albert Rivera, “hubiera hecho lo que las élites le decían que tenía que hacer” en lugar de intentar ser “el partido alfa de la derecha”.
También como ayer, Iglesias, presentó “la ferocidad de los ataques” que está recibiendo en los últimos días como “prueba ineludible” de que el suyo no es una “fuerza minoritaria fagocitada” por el PSOE y que “la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno se nota mucho y algunos no lo aceptan” y “van a hacer lo que no está escrito para tratar de sacarnos del Gobierno”.
Según dijo, esos sectores “pensaban que el Gobierno de coalición no iba a aguantar” al coronavirus, y, al comprobar que el Ejecutivo está “más fuerte que nunca y no lo pueden soportar”, “sacan otra vez a los protagonistas de la cloaca a intentar acabar con nosotros”. Sin más menciones a tales cloacas, interpretó que “la ferocidad del poder lo que demuestra es su crisis y su decadencia” y que algunas cosas están cambiando, como la derrota de la estrategia de la austeridad, desaconsejada hasta por el FMI.
“¿Qué le queda al PP? El insulto, el grito, la provocación”, se preguntó y respondió, para a continuación atribuir a que algunos tratan de “desestabilizar” y “dividir” al Gobierno cuando “pretenden decir que es posible un acuerdo en los Presupuestos Generales del Estado con Ciudadanos”. A este respecto, reiteró la tesis que viene defendiendo: “¿Alguien en su sano juicio piensa que una formación política que gobierna con Vox y el PP en Madrid, Andalucía o en Murcia va a apoyar unos Presupuestos que presente un Gobierno en el que esté Unidas Podemos? Eso no se lo cree nadie”.
En este punto desembocó en las elecciones vascas y gallegas. Describió a Urkullu y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, como “dos hombres extremadamente inteligentes”, y saben que las cosas están cambiando, y a ello atribuyó “la prisa que les entró para convocar elecciones incluso cuando hay una situación sanitaria que está lejos de resolverse”. Sin embargo, no concretó su razonamiento y pasó a reclamar la necesidad de que la normalización de la convivencia en las calles y las familias vascas se traduzca en un acuerdo de gobierno entre el PSE y Eh Bildu, también con Unidas Podemos.