La pedrada a Rocío de Meer

Los políticos de Vox que el pasado fin de semana estuvieron en Sestao, ejerciendo su derecho a participar en un acto electoral, fueron recibidos por los filo etarras a pedradas.

Una de ellas, del tamaño de un huevo, alcanzó una ceja de la diputada Rocío de Mer, cuya imagen circuló como la pólvora inmediatamente por las redes sociales.

También pudimos ver por las redes como un grupo de auténticos nazis filo etarras perseguían, vociferando, a varios miembros de Vox, por las calles del barrio, agrediendo a Alvise Pérez, ante las cámaras que grababan. Incluso uno de ellos se quitó la mascarilla para insultar más bravamente.

Los cobardes agresores son conscientes de su impunidad, ya que las autoridades políticas, los representantes del PNV, si, ese que recogía las nueces cuando los comandos de ETA asesinaban con el tiro en la nuca, consideran “una provocación” que Vox se manifieste en determinados pueblos del País Vasco.

Esas imágenes, que deberían avergonzarnos, y que son habituales en el País Vasco y Cataluña, cuando quien se manifiesta no es nacionalista, sólo han sido criticadas, tímidamente, por la clase política, cuando en un estado democrático, verdadero, deberían haber sido portada de todas las televisiones públicas y privadas, que callan como auténticos cobardes, porque quien gobierna, los pseudo chavistas, podemistas y socialistas parece que les gusta mirar para otro lado.

Sobre todo, cuando las agresiones las recibe el contrario. Porque en el caso de que el herido fuera un podemita, un socialista, ardería los telediarios…

Y resulta vomitiva la manifestación, el mísero ataque, del diputado Echenique, afirmando que la sangre en el párpado de la diputada Rocío de Mer es ficticia. Un montaje con kétchup.

Sí, esa salsa de tomate de color rojo sangre.

La hipocresía de los nuevos comunistas, Echenique, Iglesias, Monedero, no debe extrañarnos lo más mínimo.

Son los mismos que, mientras el régimen de Maduro asesina a jóvenes manifestantes ellos, como el siniestro Zapatero, maniobran para que Europa no sancione a los jefes del cártel de los Soles, que han convertido al estado de Venezuela en un narco estado, exportador de cocaína y otras sustancias sintéticas que se fabrican en las antiguas escuelas de PDVSA, la petrolera venezolana, con químicos llegados de países del Este.