El que fuera coordinador general de Izquierda Unida y alcalde de Córdoba, Julio Anguita, ha muerto a los 78 años de edad tal y como han confirmado fuentes hospitalarias.
Al parecer, el fallecimiento se debe a la parada cardiorespiratoria que sufrió el pasado sábado en su domicilio, situado en Córdoba capital.
"Los profesionales del 061 han tenido que aplicar maniobras de reanimación cardiopulmonar al encontrarse al paciente en parada cardiaca. Ha sido trasladado en la uvi móvil del 061 al Hospital Universitario Reina Sofía, donde permanece ingresado en la UCI en situación crítica, con ventilación mecánica y pendiente de evolución", con este comunicado informaba el centro hospitalario de la delicada situación del conocido político.
Adiós al 'califa rojo'
Y es que así le apodaron siendo ya alcalde de Córdoba, entre 1979 y 1986, llegándose a ser secretario general del Partido Comunista de España, y coordinador general de Izquierda Unida.
Pero él no nació en Córdoba, sino en Fuengirola, en el año 1941. Cabe destacar que bajo su mandato, IU logró sus mayores logros electorales, llegando a superar los dos millones de votantes en los comicios celebrados en 1993 y 1996. De hecho, fue en estas últimas elecciones cuando la formación alcanzó un 10% de los votos y 21 diputados.
Pese a que Anguita había tenido varios problemas de salud, como ataques al corazón que le llevaron a ser operado hasta en dos ocasiones por problemas cardíacos, llegó incluso a escribir sobre su propia experiencia en primera persona ('Corazón rojo. La vida después de un infarto').
Sin embargo, terminó dejando la política a un lado pese a haber estado ligado a la misma en los últimos años acudiendo a diferentes actos y participando en el Colectivo Prometeo y en el Frente Cívico Somos Mayoría, del cual fue fundador.
"Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen"
Recordada es su intervención un acto organizado por la Unidad Cívica Republicana en el Teatro Federico García Lorca de Getafe (Madrid), donde recibió la noticia de la muerte de su hijo justo cuando iba a intervenir. Pese a esto, subió al estrado y comunicó el fallecimiento a los presentes visiblemente emocionado:
Mi hijo mayor, de 32 años, acaba de morir, cumpliendo sus obligaciones de corresponsal de guerra. Hace 20 días estuvo conmigo y me dijo que quería ir a la primera línea. Los que han leído sus crónicas saben que era un hombre muy abierto y buen periodista. Ha cumplido con su deber y yo por tanto voy a dirigir la palabra para cumplir con el mío .../... Ha sido un misil iraquí, pero es igual, lo único que puedo decir es que vendré en otra ocasión y seguiré combatiendo por la tercera república. Malditas sean las guerras y los canallas que las hacen.