Robert F. Kennedy Jr., al frente del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, ha prometido revelar la verdadera causa del aumento de las tasas de autismo para septiembre. Este compromiso, realizado directamente al presidente Donald Trump, indica un esfuerzo significativo por ofrecer respuestas sobre un tema controvertido.
Durante una reunión del gabinete el jueves pasado, Kennedy confirmó que se está llevando a cabo una amplia investigación, movilizando a cientos de científicos en todo el mundo para abordar la cuestión del origen del autismo. “A su dirección, vamos a saber para septiembre”, declaró a Trump, subrayando la urgencia y la magnitud de la iniciativa destinada a descubrir qué está provocando el notable incremento en los diagnósticos.
Investigación Global en Marcha
Kennedy enfatizó que este esfuerzo no solo es crucial para comprender el fenómeno del autismo, sino también para establecer medidas preventivas que puedan mitigar sus efectos. En este contexto, se ha mencionado que “para septiembre sabremos qué ha causado la epidemia de autismo y podremos eliminar esas exposiciones”, según reportes de Infowars.com.
La declaración de Kennedy se produce en un momento en que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el HHS emitieron un comunicado conjunto el mes pasado anunciando un estudio a gran escala sobre la relación entre la vacunación y el autismo. “El CDC no dejará piedra sin mover en su misión por entender lo que realmente está sucediendo”, afirmaron las autoridades.
Expectativas y Controversias
El presidente Trump, en febrero, había indicado que su administración investigaría las crecientes tasas de autismo, sugiriendo incluso que podría estar relacionado con algún tipo de aerosol utilizado en el ambiente. “Quizás sea un spray que utilizamos por todas partes”, comentó en ese momento.
Este enfoque ha generado diversas reacciones tanto a favor como en contra, reflejando la complejidad del tema y las múltiples perspectivas existentes sobre las causas del autismo. La comunidad científica espera con interés los resultados de esta investigación y su posible impacto en futuras políticas públicas relacionadas con la salud infantil.
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