La Fiscal General Pam Bondi está a punto de iniciar una investigación federal sobre el multimillonario George Soros y su hijo Alexander, enfocándose en sus supuestos roles en la financiación de manifestantes pagados detrás de un aumento de ataques terroristas domésticos, incluidos los recientes disturbios violentos en sitios de Tesla en Estados Unidos.
Según informes, protestas coordinadas han estallado a lo largo y ancho del país, generando caos en las calles. Los exhibidores de Tesla, centros de servicio y vehículos han sido incendiados y vandalizados, siendo catalogados por las autoridades como actos de terrorismo doméstico.
Investigación en curso
La creciente evidencia sugiere que estos no son brotes aleatorios, sino una campaña calculada que involucra a manifestantes y organizadores pagados, supuestamente financiados por la familia Soros a través de una red opaca de ONG, dinero oscuro y agitadores remunerados.
Durante años, el imperio Soros—impulsado por la fortuna de George y ahora guiado por la mano de Alexander—ha operado en la sombra, canalizando miles de millones hacia causas radicales a través de las Fundaciones Open Society y otras iniciativas. Críticos los han acusado durante mucho tiempo de orquestar disturbios, desde crisis migratorias hasta manifestaciones anti-gubernamentales. Sin embargo, esta vez, las apuestas son más altas y el enfoque es más agudo.
Un rompecabezas financiero
El Departamento de Justicia bajo el mando de Bondi está ensamblando un rompecabezas comprometedora: rastros financieros que vinculan a organizaciones sin fines de lucro financiadas por Soros como Indivisible—que supuestamente recibió cerca de 8 millones de dólares provenientes del patrimonio familiar—con las protestas denominadas “Tesla Takedown”.
Estos eventos parecen ser una fachada para algo mucho más oscuro, con rumores sobre agitadores reembolsados y violencia premeditada surgiendo desde los márgenes. El nombre Soros, antes intocable, se encuentra ahora bajo el escrutinio público.
Consecuencias potenciales
Si Bondi avanza con la investigación, podría marcar un momento histórico. George Soros, el financista nacido en Hungría que ha evadido responsabilidades durante décadas, podría ser etiquetado como el Enemigo Público Número Uno—aquella designación que enviaría ondas de choque a través de la élite global.
Con la administración del presidente Trump respaldando investigaciones agresivas sobre amenazas internas, la fuerza total de la justicia estadounidense podría finalmente romper el velo que rodea a Soros.