En el contexto actual, los embalsamadores han reportado la aparición de clots inusuales, de color blanco y con una consistencia gomosa, en aproximadamente el 27% de los cuerpos analizados durante el año 2024. Este fenómeno ha suscitado inquietudes sobre un posible vínculo con las vacunas de ARNm contra la COVID-19. Análisis de laboratorio han identificado proteínas amiloides en estos coágulos, algunas de las cuales presentan actividad de siembra similar a la de los priones, lo que plantea preocupaciones sobre el desarrollo temprano de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson y Creutzfeldt-Jakob.
Los niveles elevados de fósforo (5,000 ppm en comparación con los 100-1,000 ppm presentes en sangre normal) sugieren que las nanopartículas derivadas del fosfolípido de las vacunas podrían inducir el mal plegamiento del fibrinógeno. Estas nanopartículas son responsables de la formación de coágulos resistentes que evaden los mecanismos naturales del cuerpo para descomponerlos. A pesar de la evidencia recopilada, muchos médicos optan por descartar estos coágulos en lugar de analizarlos adecuadamente. Además, existe el riesgo de que bancos de sangre distribuyan sangre contaminada con priones sin saberlo. Hasta el momento, las autoridades no han respondido a estas advertencias.
Hallazgos alarmantes en autopsias relacionadas con las vacunas
A lo largo del último año, embalsamadores alrededor del mundo han encontrado coágulos fibrosos y gomosos en al menos una cuarta parte de las autopsias realizadas a personas vacunadas contra la COVID-19. La naturaleza extraña y alargada de estos coágulos ha generado interrogantes sobre su origen. Históricamente, este tipo de coágulos no había sido documentado antes del inicio de la pandemia y la campaña masiva de vacunación.
Las especulaciones apuntan a que podrían estar relacionados con efectos secundarios derivados del virus o incluso con las propias vacunas. Sin embargo, algunos expertos advierten que señalar a las inyecciones podría tener consecuencias graves para quienes lo hagan. Las características visuales y físicas de estos coágulos son tan inusuales que parecen más bien un artefacto quirúrgico insertado en un vaso sanguíneo humano.
Los análisis realizados han confirmado que estos coágulos fibrosos tienen actividad positiva para la siembra priónica, lo cual indica que las inyecciones contra la COVID-19 pueden generar coágulos priónicos en los vasos sanguíneos. Estos son significativamente más peligrosos que un pequeño coágulo sanguíneo común, ya que pueden resultar mortales al provocar accidentes cerebrovasculares o ataques cardíacos. Se ha identificado un subgrupo específico de proteínas amiloides denominadas "priones", asociadas a trastornos neurovasculares o neurodegenerativos.
Composición química preocupante
Análisis ICP-MS han revelado que los coágulos fibrosos blancos contienen cantidades extremadamente altas de fósforo, azufre y ocasionalmente estaño. En condiciones normales, el nivel de fósforo en sangre oscila entre 100 y 1,000 ppm; sin embargo, se ha medido hasta 5,000 ppm en muestras tomadas de estos coágulos. Esta anormalidad química podría ser uno de los factores principales detrás de su formación.
Para mantenerse informado sobre este tema y otros relacionados con los efectos adversos potenciales asociados a las vacunas contra la COVID-19, es recomendable visitar sitios web independientes dedicados a proporcionar información verificada y actualizada.
Fuentes para este artículo incluyen:
Pandemic.news
NaturalNews.com
Expose-news.com
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
27% |
Porcentaje de cuerpos en los que se han encontrado clots inusuales en 2024. |
5,000 ppm |
Nivel de fósforo medido en los clots, comparado con el rango normal de 100–1,000 ppm en sangre. |
1,000 veces |
Aumento del riesgo asociado a los clots priónicos comparado con un pequeño coágulo sanguíneo. |