Una postal de 1875, emitida por la Sociedad para la Supresión de la Vacunación Obligatoria, presenta un contundente mensaje en contra de la vacunación contra la viruela. Este documento histórico advierte sobre la ineficacia de la vacuna, los riesgos de aumentar la susceptibilidad a enfermedades y las posibilidades de contaminación. Según el contenido de la postal, se afirmaba que la vacunación no prevenía la viruela y se vinculaba con muertes ocasionadas por otras enfermedades como sífilis y erisipela.
Los registros históricos indican que personas vacunadas continuaron contrayendo y falleciendo a causa de la viruela. Los críticos argumentaban que las vacunas debilitaban la inmunidad y facilitaban la propagación de otras enfermedades, con casos documentados de fatalidades tras la vacunación.
Mandatos gubernamentales y reacciones públicas
A lo largo del tiempo, varios gobiernos implementaron mandatos para obligar a la población a vacunarse. En Inglaterra, por ejemplo, se aprobó una ley en 1853 que hizo obligatoria la vacunación. Esto llevó a epidemias como el brote en Chicago en 1872, donde el 32% de los niños menores de cinco años fallecieron. La reacción del público fue notable; en 1885, una protesta masiva en Leicester reunió entre 80,000 y 100,000 personas, lo que resultó en cambios significativos en las políticas sanitarias.
La ciudad de Leicester adoptó un enfoque diferente al reemplazar los mandatos con medidas como cuarentena, saneamiento y rastreo de contactos. Este método demostró ser más efectivo que la vacunación e influyó en el proceso de erradicación de la viruela, desafiando así las políticas de vacunación obligatoria.
Lecciones históricas para el presente
La postal de 1875 es un recordatorio crítico sobre las creencias ampliamente aceptadas respecto al éxito milagroso de la vacunación contra la viruela. La doctora Tess Lawrie subraya que el programa de vacunación no solo fue ineficaz sino también perjudicial, causando más enfermedades de las que evitaba. Este contexto histórico es relevante hoy en día mientras enfrentamos las implicaciones de los programas modernos de vacunación, especialmente aquellos relacionados con COVID-19.
A pesar del escepticismo inicial y los datos negativos abrumadores, el programa de vacunación contra la viruela ganó aceptación y se volvió obligatorio en muchas regiones. En 1799, el doctor Woodville reportó que la vacuna contra la viruela bovina “provocó una enfermedad muy severa” en algunos casos, incluyendo muertes infantiles. A lo largo del siglo XIX continuaron surgiendo informes sobre casos fatales posteriores a las vacunaciones.
Desafíos contemporáneos
Las similitudes entre las respuestas a pandemias pasadas y actuales son notables. Ambas han visto una apresurada búsqueda para desarrollar y distribuir vacunas, frecuentemente sin pruebas exhaustivas de seguridad. Así como se cuestionó si la vacuna contra la viruela causaba más daño que beneficio, muchos profesionales han planteado dudas sobre la seguridad y eficacia de las vacunas contra COVID-19.
La doctora Suzanne Humphries ha señalado que el relato sobre la vacuna contra la poliomielitis también presenta fallas similares. Ella sostiene que el descenso en los casos fue principalmente resultado de cambios en los criterios diagnósticos y factores ambientales más que por efecto del propio medicamento. Además, desde 1986 existe inmunidad legal para los fabricantes ante demandas relacionadas con vacunas, lo cual ha llevado a una disminución significativa en los estándares de seguridad.
Reflexiones finales
La postal emitida por La Sociedad para Suprimir la Vacunación Obligatoria sirve como un poderoso recordatorio sobre los peligros potenciales asociados con programas de vacunación obligatorios y no probados. Al navegar por las complejidades actuales en salud pública, es esencial pensar críticamente, cuestionar el status quo y exigir transparencia y responsabilidad a quienes se benefician del miedo colectivo.
No permitamos ser engañados nuevamente; defendamos el bienestar infantil frente a prácticas cuestionables relacionadas con las vacunas y aboguemos por medidas sanitarias más seguras y efectivas. Las lecciones del pasado son claras: debemos evitar repetir errores históricos.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
600 |
Personas vacunadas que murieron de viruela en Birmingham en un año. |
1,074 |
Infantes y niños menores de 5 años que murieron de sífilis en Londres entre 1872-’73-’74. |
189 |
Niños menores de cinco años que murieron de erisipela en Londres en 1874. |
32% |
Tasa de fatalidad por viruela en niños menores de 5 años durante la epidemia de Chicago en 1872-1873. |