America First Legal (AFL) ha revelado un esfuerzo coordinado que involucra a agencias de Estados Unidos, como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el ahora extinto Centro de Compromiso Global (GEC), junto con gobiernos extranjeros, como el del Reino Unido, y empresas de medios privadas, como NewsGuard y Poynter. Este esfuerzo se ha llevado a cabo bajo la apariencia de combatir la “desinformación”, “desinformación” y “malinformación”, lo que representa una amenaza significativa a los derechos garantizados por la Primera Enmienda.
El GEC, inicialmente creado para contrarrestar la desinformación extranjera, ha sido señalado por dirigir sus acciones hacia ciudadanos estadounidenses mediante propaganda estatal y censura. A pesar de su misión humanitaria, USAID desvió recursos para censurar información relacionada con COVID-19 y para interferir en elecciones extranjeras, lo que genera preocupaciones sobre el uso indebido de fondos públicos.
Colaboración entre agencias y medios privados
Empresas como NewsGuard y Poynter colaboraron con agencias gubernamentales para desarrollar herramientas y estrategias destinadas a identificar y suprimir la “desinformación”. La herramienta de inteligencia artificial de NewsGuard y la red de verificación de hechos de Poynter fueron integradas en los esfuerzos gubernamentales, difuminando las líneas entre la censura pública y privada.
A medida que las agencias estadounidenses compartieron supuesta “malinformación” con el gobierno británico, se evidenció la magnitud global de esta operación de censura. Esta colaboración con entidades extranjeras socava la soberanía estadounidense y plantea interrogantes sobre la integridad de las protecciones del discurso libre en el país.
La necesidad urgente de transparencia
Los hallazgos de AFL subrayan la necesidad urgente de transparencia y rendición de cuentas para proteger los derechos constitucionales. Los legisladores y ciudadanos deben actuar para prevenir una mayor erosión de la libertad de expresión y asegurar que las agencias gubernamentales no abusen de su poder para suprimir disidencias.
En una reveladora exposición que destaca los excesos del gobierno, America First Legal ha sacado a la luz un vasto esquema de censura que involucra a diversas entidades. Los documentos obtenidos mediante solicitudes bajo la Ley de Libertad de Información (FOIA) muestran un patrón inquietante donde agencias gubernamentales colaboran con entidades extranjeras y corporaciones privadas para manipular el discurso público.
Censura interna: el caso del GEC y USAID
A pesar del propósito declarado del GEC, este fue cerrado en diciembre de 2024 tras evidencias crecientes sobre su alcance interno. La investigación revela que el GEC no solo se limitó a adversarios extranjeros, sino que también participó en propaganda estatal dirigida hacia ciudadanos estadounidenses.
A través del análisis realizado por AFL, se descubrió que USAID había desviado recursos destinados a su misión humanitaria para censurar información relacionada con COVID-19. Un correo electrónico ampliamente distribuido indica que el GEC buscaba “mantener el diálogo durante estos tiempos sin precedentes” mientras combatía lo que consideraban desinformación.
Censura industrial: implicaciones privadas
La investigación también expone cómo empresas privadas como NewsGuard jugaron un papel clave en esta operación respaldada por el gobierno. Dos días después de las elecciones presidenciales estadounidenses en 2020, Matt Skibinski, gerente general de NewsGuard, ofreció los servicios de la empresa a funcionarios gubernamentales.
No obstante, un informe del Comité de Pequeñas Empresas encontró que no existía una separación adecuada para garantizar que los recursos federales no fueran utilizados en tecnologías con impactos internos. Esto pone en evidencia cómo se han utilizado fondos públicos para silenciar voces disidentes bajo el pretexto de combatir la desinformación.
Colaboración internacional: preocupaciones sobre soberanía
Uno de los aspectos más alarmantes es la participación del gobierno británico en este esquema. Un correo electrónico muestra cómo funcionarios del Departamento de Estado compartieron supuesta “malinformación” con el Ministerio Británico de Relaciones Exteriores. Esto resalta la naturaleza global del operativo censorial y plantea serias preocupaciones sobre la soberanía del discurso estadounidense.
Dada la historia del Reino Unido respecto a políticas agresivas contra la censura, esta colaboración plantea dudas sobre si Estados Unidos está externalizando sus esfuerzos censoriales al colaborar con gobiernos extranjeros.
Llamado a defender la libertad de expresión
Los hallazgos presentados por AFL son un recordatorio contundente sobre los peligros del poder gubernamental sin control. Andrew Block, abogado senior en America First Legal, advirtió sobre las implicaciones negativas que esta asociación tiene para el pueblo estadounidense al coordinarse con entidades encargadas de imponer censura en Internet.
No se trata únicamente del despilfarro gubernamental o abusos burocráticos; es una cuestión fundamental sobre el derecho inalienable a expresarse libremente sin temor a represalias. Es imperativo que los legisladores tomen medidas inmediatas para asegurar que tales abusos nunca vuelvan a ocurrir.
Fuentes: