Un grupo de expertos del Reino Unido se encuentra en la fase preparatoria de un experimento innovador que podría transformar el tratamiento de las adicciones. Este proyecto contempla la implantación de electrodos en el cerebro de individuos con problemas de alcoholismo y drogadicción, con el propósito de investigar cómo los impulsos eléctricos pueden disminuir el ansia por consumir sustancias y mejorar el autocontrol en personas afectadas por estas condiciones.
La profesora Valerie Voon, investigadora principal del proyecto y miembro del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, comentó: «Así como podemos utilizar un marcapasos para regular los ritmos eléctricos anormales en el corazón, consideramos que es posible emplear un implante cerebral para normalizar los ritmos eléctricos relacionados con la adicción. Esta prueba nos permitirá determinar si esta propuesta es viable» explicó.
Detalles del experimento
El ensayo, denominado ‘Brain-Pacer’, seleccionará a un total de doce participantes: seis alcohólicos y seis individuos adictos a opioides. Para ser elegibles, los participantes deberán cumplir criterios estrictos, que incluyen al menos cinco años de adicción, tres recaídas y haber recibido tratamientos convencionales previamente, como medicamentos o psicoterapia.
Los pacientes serán atendidos en el hospital Addenbrooke de Cambridge y en el hospital King’s College de Londres. A cada uno se le implantará un electrodo delgado en áreas específicas del cerebro que están asociadas con la recompensa, la motivación y la toma de decisiones.
Estos electrodos estarán conectados a un generador de pulsos que probablemente se implantará en su pecho. Se espera que este dispositivo envíe impulsos eléctricos destinados a moderar la actividad neuronal responsable del deseo compulsivo hacia las sustancias adictivas.
Metodología del estudio
Es relevante señalar que las pruebas se llevarán a cabo bajo condiciones aleatorias. Las señales eléctricas no se activarán continuamente; más bien, lo harán de manera intermitente mientras se registra la actividad cerebral de los participantes. Con este enfoque, los investigadores no solo buscan desarrollar nuevos tratamientos para combatir la adicción, sino también generar una comprensión más profunda sobre los mecanismos cerebrales que alimentan el deseo por el alcohol y los opioides.