Israel ha suspendido por completo el suministro de electricidad a la Franja de Gaza, una medida que agrava la crisis humanitaria que afecta a 2.3 millones de residentes en la región. Esta decisión se considera un posible precursor de una escalada militar en medio de un frágil alto el fuego.
El anuncio fue realizado por el Ministro de Energía israelí, Eli Cohen, y se produce en un contexto donde las negociaciones para mantener la paz han comenzado a desmoronarse. La interrupción del suministro eléctrico ha dejado a los sistemas de desalinización de agua y atención médica en Gaza al borde del colapso.
Consecuencias devastadoras
La falta de electricidad ha tenido consecuencias severas para la infraestructura ya deteriorada de Gaza. Los desalinizadores, esenciales para proporcionar agua potable, no pueden operar sin energía. Asem Al Nabih, alcalde del municipio de Gaza, advirtió que esta decisión incrementará la necesidad de agua potable en la región. Por su parte, Nizar Ayyash, alcalde de Deir al-Balah, indicó que se prevé una reducción del 70% en el agua desalada apta para el consumo humano en el centro y sur de Gaza.
Además, funcionarios locales han expresado su preocupación acerca del impacto que esta medida tendrá sobre la salud pública y la vida cotidiana de los habitantes. La comunidad internacional observa con inquietud cómo esta situación podría derivar en una mayor inestabilidad en la región.
Un clima tenso y polarizado
La decisión de cortar el suministro eléctrico es interpretada como un indicativo de posibles acciones militares adicionales. Históricamente, tales medidas han precedido a operaciones más agresivas contra Hamas. Políticos israelíes radicales están promoviendo abiertamente acciones más drásticas; por ejemplo, el Ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ha instado al gobierno a intensificar las medidas contra Gaza.
Ben Gvir declaró: “La Franja de Gaza debe ser completamente y inmediatamente apagada mientras haya un solo rehén israelí allí”. También sugirió bombardear depósitos de combustible y generadores controlados por Hamas, lo que agravaría aún más las condiciones en Gaza.
Negociaciones estancadas
A medida que se intensifican las tensiones, las negociaciones para consolidar un alto el fuego se encuentran estancadas. Israel exige la liberación total de los rehenes restantes—59 todavía se cree que están en Gaza—antes de comprometerse a poner fin permanentemente al conflicto. Por su parte, Hamas insiste en avanzar hacia un acuerdo duradero.
A pesar del silencio generalizado desde la Casa Blanca sobre este tema crítico, el presidente Donald Trump ha advertido sobre graves consecuencias si no se liberan todos los cautivos israelíes. Mientras tanto, algunos funcionarios estadounidenses muestran optimismo cauteloso respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo pronto.
A medida que Gaza enfrenta las repercusiones inmediatas del corte eléctrico impuesto por Israel, las implicaciones más amplias son alarmantes. Esta acción no solo agudiza el sufrimiento del pueblo palestino sino que también plantea riesgos significativos para una nueva ola de violencia en un conflicto que ya ha cobrado miles de vidas. Con la infraestructura gazatí al borde del colapso y su población enfrentando privaciones sin precedentes, la comunidad internacional se encuentra ante una prueba crítica sobre su compromiso con los derechos humanos y la paz.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
2.3 millones |
Número de residentes en Gaza |
70% |
Reducción en el agua desalinizada adecuada para beber en Gaza |
59 |
Número de rehenes que se cree que todavía están en Gaza |