El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha confirmado la suspensión de toda ayuda federal a Sudáfrica y ha propuesto un camino hacia la ciudadanía estadounidense para los agricultores afrikaners que huyen de la persecución. Este anuncio se produce como respuesta a la firma por parte del presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, del Acta de Expropiación, que permite al gobierno confiscare tierras sin compensación completa.
La administración estadounidense ha condenado esta ley, calificándola como una “violación masiva de derechos humanos”, y ha acusado al gobierno sudafricano de desmantelar oportunidades equitativas y fomentar la violencia motivada por razones raciales. Esta ruptura diplomática pone en riesgo miles de millones en ayuda estadounidense y podría acarrear consecuencias económicas y políticas para Sudáfrica.
Reacciones ante las políticas de expropiación
Trump anunció este desarrollo en una publicación realizada el 7 de marzo en Truth Social. La medida punitiva contra Pretoria y la nueva vía de ciudadanía para los afrikaners son consecuencia de las políticas de expropiación de tierras y la discriminación contra los agricultores blancos. Estos agricultores, conocidos como boers, han estado en Sudáfrica desde el siglo XVII.
En su mensaje, Trump expresó: "Sudáfrica está siendo terrible con los agricultores que llevan mucho tiempo en el país. Están confiscando sus tierras y granjas, y mucho peor que eso. Es un mal lugar para estar en este momento, y estamos deteniendo toda la financiación federal."
Además, agregó: "Para ir un paso más allá: cualquier agricultor con familia en Sudáfrica que busque huir del país por razones de seguridad será invitado a ingresar a los Estados Unidos con un camino rápido hacia la ciudadanía. Este proceso comenzará inmediatamente."
Causas detrás del endurecimiento de relaciones
La firma del Acta de Expropiación por parte de Ramaphosa el 23 de enero permite al gobierno confiscar tierras sin compensación total. Aunque esta ley se presenta como una medida para abordar las disparidades raciales en la propiedad de tierras derivadas del apartheid, ha recibido críticas contundentes desde el gobierno estadounidense.
La Casa Blanca condenó esta legislación mediante una orden ejecutiva emitida el 7 de febrero, acusando al gobierno de Ramaphosa de implementar políticas que desmantelan oportunidades equitativas y alimentan la violencia racial. Esta orden también estableció un programa estadounidense para reubicar a los afrikaners, reconociéndolos como “refugiados que escapan de la discriminación basada en raza patrocinada por el gobierno”.
A pesar del rechazo a estas afirmaciones por parte del presidente sudafricano, quien considera que las acciones internacionales son divisivas e inadecuadas para construir una nación unida, las tensiones continúan aumentando entre ambos países.
Impacto potencial sobre Sudáfrica
El grupo defensor AfriForum y el sindicato Solidarity han sido críticos abiertos del gobierno sudafricano respecto a este tema. AfriForum ha levantado preocupaciones sobre ataques agrícolas y asesinatos selectivos que amenazan los medios de vida afrikaners. El mes pasado, representantes del grupo se reunieron con funcionarios estadounidenses y compartieron imágenes de su visita en redes sociales.
No obstante, Ramaphosa desestimó estas preocupaciones como intentos divisivos. En respuesta, Kallie Kriel, director ejecutivo de AfriForum, acusó al presidente sudafricano de hipocresía al no condenar retóricas anti-boer ni reconocer los asesinatos agrícolas.
Esta ruptura diplomática ha puesto en riesgo miles de millones en ayuda estadounidense mientras Sudáfrica enfrenta posibles repercusiones económicas y políticas. Aunque Ramaphosa ha mostrado interés en dialogar con Trump, las tensiones siguen elevándose.
Cambio significativo en la política estadounidense hacia Sudáfrica
La decisión tomada por Trump representa un cambio notable en la política estadounidense hacia Sudáfrica y podría tener repercusiones significativas para el comercio, la cooperación en materia de seguridad y las relaciones diplomáticas entre ambos países. Además, este movimiento ha llamado la atención sobre la situación vulnerable de la comunidad agrícola blanca en Sudáfrica, un tema frecuentemente ignorado por los medios internacionales.