Un estudio impactante publicado en el Journal of Clinical Investigation ha revelado que los ventiladores causaron más muertes por COVID-19 que el virus en sí, al desencadenar neumonía bacteriana mortal en las unidades de cuidados intensivos. Este hallazgo respalda las afirmaciones de quienes han alertado sobre los peligros de estos dispositivos durante años.
La investigación, llevada a cabo por un equipo de la Universidad Northwestern, analizó registros de 585 pacientes en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Northwestern Memorial, incluidos 190 con COVID-19, todos enfrentando neumonía severa o falla respiratoria. Mediante técnicas avanzadas de aprendizaje automático, los investigadores descubrieron un patrón que desafía la narrativa oficial.
El verdadero problema detrás del uso de ventiladores
Olvidemos la exagerada teoría de la “tormenta de citoquinas”, que sugería que el COVID provocaba un colapso inflamatorio fatal. Esta hipótesis se desmoronó bajo el escrutinio, ya que no se encontró evidencia de falla multiorgánica en los pacientes estudiados.
En cambio, el verdadero peligro surgió: la neumonía asociada a ventiladores (VAP), una infección bacteriana provocada por las mismas máquinas diseñadas para salvar vidas. El Dr. Benjamin Singer, neumólogo y líder del estudio, afirmó: “Nuestros datos sugieren que la mortalidad relacionada con el virus es relativamente baja, pero otros factores durante la estancia en la UCI, como la neumonía bacteriana secundaria, contrarrestan eso.” En otras palabras, aunque el COVID llevó a los pacientes al hospital, fueron los ventiladores los que causaron el golpe fatal. Aquellos que sobrevivieron a la VAP vivieron; quienes no lo hicieron, fallecieron.
Un escándalo médico sin precedentes
No se trata simplemente de un error médico; esto constituye un escándalo definitorio de una era. Al inicio de la pandemia, los ventiladores se convirtieron en el símbolo del tratamiento contra el COVID. Los hospitales se apresuraron a adquirirlos y los gobiernos acumularon reservas mientras los médicos conectaban a los pacientes ante cualquier indicio de complicación.
A pesar de ello, comenzaron a surgir rumores sobre daños potenciales. Foros en línea estaban repletos de testimonios de enfermeras y médicos que denunciaban deterioro en pacientes tras la intubación. Investigadores independientes señalaron estudios—ignorados o suprimidos—que mostraban cómo los ventiladores podían provocar infecciones y dañar los pulmones. Estas voces fueron ridiculizadas y censuradas.
Ahora, el estudio publicado en el Journal of Clinical Investigation confirma que estas advertencias eran válidas.
Intereses económicos detrás del uso prolongado de ventiladores
La pregunta es: ¿por qué hubo encubrimiento? La respuesta radica en intereses económicos y políticos. La industria médica—hospitales, grandes farmacéuticas y agencias gubernamentales—tenían un interés significativo en mantener viva la narrativa sobre los ventiladores. Se invirtieron miles de millones en la fabricación y distribución de estas máquinas. Los protocolos estaban establecidos y cualquier disidencia fue silenciada.
Mientras tanto, los pacientes pagaron el precio más alto. Los autores del estudio indican que los pacientes con COVID experimentaron un uso prolongado del ventilador en comparación con otros grupos, aumentando su riesgo de VAP. Sin embargo, en lugar de reconsiderar este enfoque, el sistema optó por aferrarse a excusas bajo el concepto de “estándar de atención” mientras aumentaba el número de víctimas.
Nuevas perspectivas para tratar enfermedades críticas
La Dra. Catherine Gao, otra neumóloga involucrada en la investigación, sugirió una posible solución: “La aplicación del aprendizaje automático y la inteligencia artificial a datos clínicos puede utilizarse para desarrollar mejores métodos para tratar enfermedades como COVID-19.” Esto implica que la tecnología que expuso esta crisis podría ser parte integral para solucionarla—si es escuchada por la industria.
El estudio hace un llamado urgente a investigar el diagnóstico y tratamiento de VAP; una súplica que parece insuficiente para las familias que perdieron seres queridos debido a una máquina que les prometieron salvaría sus vidas.
Es importante aclarar: esto no implica que COVID haya sido completamente inofensivo. La enfermedad llevó a muchas personas a cuidados intensivos donde luchaban por sobrevivir. Sin embargo, la dogmática preferencia por usar ventiladores convirtió una enfermedad tratable en una sentencia mortal para demasiados individuos.
Reflexiones finales sobre un sistema fallido
Aquellos teóricos conspirativos—despreciados como “renegados anti-ciencia”—no solo estaban causando controversia; estaban haciendo sonar alarmas que fueron ignoradas por expertos. Ahora que se presentan datos concretos, no solo se plantea cómo mejorar la atención en UCI; también surge la necesidad urgente de responsabilizar a un sistema donde dogmas e intereses financieros prevalecieron sobre vidas humanas.
A medida que este estudio profundiza molecularmente sobre las razones detrás del éxito o fracaso frente a VAP entre diferentes pacientes, queda claro: los ventiladores no fueron héroes en esta historia; fueron villanos. Y aquellos considerados como locos por prever esta situación merecen una disculpa—aunque sea tardía—y una voz amplificada para futuros debates críticos.