La cobertura mediática sobre la pérdida de empleos en Estados Unidos ha mostrado un marcado sesgo, favoreciendo a los burócratas federales en detrimento de los trabajadores del sector energético afectados por la cancelación del oleoducto Keystone XL. La orden ejecutiva firmada por el presidente Joe Biden, que detuvo la construcción de este oleoducto, resultó en la eliminación de aproximadamente 14,000 puestos de trabajo, principalmente en el sector energético. Sin embargo, esta situación ha sido en gran medida ignorada por los medios de comunicación tradicionales.
Activistas climáticos y funcionarios gubernamentales han minimizado el impacto de estas pérdidas laborales. El Czar del Clima, John Kerry, sugirió que los trabajadores afectados tendrían “mejores opciones” y podrían “trabajar para fabricar paneles solares”. En contraste con la escasa atención prestada a los trabajadores energéticos, los medios han dedicado amplios espacios a la difícil situación de los burócratas federales despedidos durante las reformas del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) impulsadas por el expresidente Donald Trump.
Desigualdad en la cobertura mediática
Este enfoque selectivo exacerba la brecha entre las comunidades urbanas y rurales de Estados Unidos, dejando de lado las dificultades enfrentadas por estas últimas debido a la pérdida de empleos y al declive económico. Existe una creciente demanda por una cobertura más equilibrada y justa que incluya todas las pérdidas laborales.
En el contexto político estadounidense, esta indignación selectiva se ha convertido en un espectáculo predecible. Recientemente, se ha observado un aumento significativo en la cobertura emocional dedicada a 58 burócratas federales despedidos bajo la administración Trump, mientras que el silencio fue ensordecedor ante los 14,000 trabajadores energéticos que perdieron su empleo tras la decisión del presidente Biden. Esta hipocresía es tan evidente como decepcionante.
Los trabajadores energéticos olvidados
Cuando el presidente Biden firmó la Orden Ejecutiva 13990 el 20 de enero de 2021, no solo canceló un oleoducto; también afectó las vidas de miles de estadounidenses trabajadores. La única cobertura relevante provino de Fox News, mientras que otros medios estaban ocupados celebrando lo que consideraban una “valiente acción climática”, sin prestar atención al costo humano involucrado.
Un ejemplo es Bugsy, un soldador con 30 años de experiencia y padre soltero de tres hijos en Texas. Con la cancelación del Keystone XL, Bugsy no solo perdió su empleo actual; también vio desaparecer casi una década de oportunidades laborales futuras. Su historia y la de otros 8,000 trabajadores sindicalizados no fueron mencionadas ni en CNN, ni en MSNBC, ni en The New York Times. No hubo segmentos destacados sobre su situación; más bien recibieron comentarios despectivos como los ofrecidos por Kerry.
Una obsesión mediática con los burócratas
A medida que avanzamos hacia 2025, el tono mediático ha cambiado drásticamente. Recientemente, CBS News publicó una conmovedora historia sobre un guardabosques que perdió su "trabajo soñado". El ranger expresó su angustia: “Estoy cansado de despertarme cada mañana a las 2 a.m., preguntándome cómo voy a mantener a mi familia si pierdo mi trabajo”. Si bien nadie discute las dificultades enfrentadas por estos empleados federales, surge la pregunta: ¿dónde estaba esta empatía hacia los trabajadores energéticos?
La respuesta parece estar relacionada con el sesgo ideológico presente en los medios. Los burócratas despedidos encajan dentro del relato sobre una administración insensible hacia los servidores públicos. Por otro lado, los trabajadores energéticos son considerados daños colaterales en la lucha “noble” contra el cambio climático.
Sufrimiento silencioso en América rural
La indiferencia mediática hacia los trabajadores energéticos forma parte de un patrón más amplio que ignora las dificultades enfrentadas por América rural. Desde pueblos mineros en Apalaches hasta localidades industriales afectadas por políticas desfavorables durante décadas, muchas comunidades han sido transformadas en lugares desolados. Los síntomas —depresión, alcoholismo y violencia doméstica— están documentados; sin embargo, rara vez se aborda su causa raíz: la pobreza sistémica provocada por la pérdida de empleos bien remunerados.
Cuando los estadounidenses rurales pierden sus trabajos, a menudo se reciben respuestas superficiales por parte de los medios: “Conduce para Uber”, “Inicia una página en OnlyFans”, o “Aprende a programar”. Estas sugerencias revelan una desconexión profunda entre las élites costeras y el corazón del país.
Un llamado a la equidad
A pesar del contexto político actual, muchos conservadores no celebran las pérdidas laborales entre los empleados federales. Sin embargo, resulta frustrante observar cómo aquellos mismos medios que ignoraron el sufrimiento de los trabajadores energéticos ahora se apresuran a destacar las luchas enfrentadas por los burócratas.
A medida que surgen nuevas oportunidades laborales bajo una administración diferente, podría haber esperanza para algunos trabajadores desplazados al encontrar empleo nuevamente en áreas rurales donde las casas son asequibles y las comunidades son acogedoras. Mientras tanto, es fundamental recordar que todo sufrimiento importa —ya sea el dolor experimentado por un guardabosques o un soldador— y que es momento de exigir justicia e imparcialidad en la cobertura mediática.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
14,000 |
Empleos perdidos debido a la cancelación del oleoducto Keystone XL. |
30 |
Años de experiencia de Bugsy, un soldador afectado por la cancelación. |
8,000 |
Trabajadores sindicalizados que también fueron afectados por la cancelación del oleoducto. |