Misteriosas estructuras en el fondo del océano Pacífico
Nuevas imágenes obtenidas mediante rayos X han revelado la existencia de un ecosistema vibrante en el fondo de la fosa de Japón, situada a 7.5 kilómetros bajo la superficie del océano Pacífico. Este entorno, que se pensaba inhóspito, está habitado por diversas criaturas de aguas profundas que excavan intrincadas madrigueras y túneles con forma de sacacorchos.
La zona hadal de la fosa, que se extiende entre los 6 y 11 kilómetros de profundidad, ha mostrado ser más dinámica de lo que se había supuesto anteriormente. Los hallazgos indican que esta región alberga comunidades bentónicas diversas y activas.
Investigación y descubrimientos significativos
De acuerdo con Jussi Hovikoski y Joonas Virtasalo, investigadores del Servicio Geológico de Finlandia y autores del estudio, la abundancia de vida en esta área se debe a las corrientes de turbidez. Estos flujos de sedimentos ricos en oxígeno y nutrientes provienen de la superficie y favorecen la regeneración del ecosistema.
Para llevar a cabo su análisis, los científicos examinaron la parte superior de 20 núcleos de sedimentos extraídos del fondo de la fosa a una profundidad de 8 kilómetros, frente a la costa este de Japón. Utilizando escáneres de rayos X, lograron visualizar por primera vez las estructuras subterráneas formadas por organismos que habitan en el sedimento. Algunas madrigueras permanecen intactas gracias a minerales como la pirita, que las endurecen y hacen más visibles.
Implicaciones del estudio para el ecosistema marino
«La pirita tiene una densidad más alta que el sedimento y tales estructuras son excepcionalmente visibles en las imágenes de rayos X», explicaron los investigadores a Live Science.
Además, los expertos realizaron análisis geoquímicos que concluyen que la llegada de sedimentos desde zonas superiores es fundamental para la supervivencia de estas comunidades marinas. Este proceso ha sido comparado por los científicos con los incendios forestales en tierra firme: aunque inicialmente destruyen la vegetación, posteriormente reactivan el ecosistema. De manera similar, las corrientes de turbidez pueden afectar temporalmente a la vida en el fondo de la fosa; sin embargo, una vez que los sedimentos se asientan, crean nuevas oportunidades para el desarrollo de especies.
El estudio fue publicado este martes en la revista Nature Communications.