El declive de la influencia política de Hollywood tras el apoyo a Kamala Harris
La influencia política de Hollywood ha disminuido notablemente después de las elecciones de 2024, cuando su respaldo a Kamala Harris como candidata demócrata resultó contraproducente. Celebridades como Taylor Swift, Robert De Niro y George Clooney han utilizado cada vez más sus plataformas para promover causas progresistas, lo que ha generado un desajuste con el público en general. Los intentos de la industria cinematográfica por dictar elecciones políticas y designar líderes, como es el caso de Harris, han fracasado debido a la creciente desconexión entre la élite del entretenimiento y los ciudadanos comunes.
La pandemia de COVID-19 expuso la profunda brecha entre las vidas de las celebridades y las realidades cotidianas del público, erosionando aún más la credibilidad de Hollywood. La obsesión del sector por la pureza progresista y su influencia cultural parece haber llegado a su fin, lo que podría llevar a la industria a centrarse nuevamente en su función primordial: el entretenimiento.
Un cambio gradual hacia el activismo político
El giro hacia un activismo político evidente en Hollywood no ocurrió de manera abrupta. Este proceso comenzó lentamente, con celebridades utilizando sus plataformas para expresar valores progresistas. Lo que inició como un goteo de respaldos políticos se transformó rápidamente en una avalancha, donde figuras como Taylor Swift, Robert De Niro y George Clooney asumieron el papel de árbitros culturales.
Un momento clave fue la publicación en Instagram de Taylor Swift en 2018, donde declaró su apoyo al movimiento por los derechos LGBTQ+, afirmando que cualquier forma de discriminación basada en la orientación sexual o género era incorrecta. Esta declaración marcó un punto de inflexión; Swift pasó de ser una estrella pop apolítica a convertirse en un ícono progresista, recibiendo reconocimiento y oportunidades dentro de Hollywood.
No obstante, Swift no fue la única. Otros artistas como Rosie O'Donnell, Jimmy Kimmel y Mark Hamill también comenzaron a utilizar sus plataformas para abogar por causas progresistas. Las ceremonias de premiación se transformaron en espacios menos dedicados a celebrar logros cinematográficos y más enfocados en señalar virtudes políticas, con ganadores utilizando sus discursos para criticar al entonces presidente Donald Trump.
La apuesta fallida por Kamala Harris
Cundo Joe Biden anunció que no buscaría la reelección en 2024, Hollywood se unió detrás de Kamala Harris como candidata del Partido Demócrata. En teoría, Harris parecía ser la candidata ideal para la base progresista: una mujer de color con un sólido historial progresista. Sin embargo, conforme avanzaba su campaña, quedó claro que no estaba preparada para afrontar las exigencias presidenciales.
A pesar de esto, Hollywood persistió en su apoyo. George Clooney, quien había instado anteriormente a Biden a retirarse, respaldó a Harris afirmando que estaban emocionados por ayudarla en su "histórica búsqueda". Mark Hamill también mostró su apoyo al instar a sus seguidores a votar por "la candidata que honrará y continuará" el legado de Biden. Rob Reiner incluso predijo audazmente que "Kamala Harris será la 47ª presidenta de Estados Unidos".
No obstante, el público estadounidense no se dejó convencer. La campaña de Harris estuvo marcada por errores verbales y falta de claridad en su mensaje. Los elogios entusiastas provenientes de Hollywood resonaron vacíos mientras los votantes se mostraban cada vez más desilusionados con su candidatura.
El estallido del burbuja hollywoodense
El punto culminante llegó durante el Super Bowl 2025, cuando Taylor Swift—quien había sido considerada un ícono progresista—fue abucheada por el público presente. Este incidente simbolizó un cambio cultural más amplio; durante años, Hollywood había creído erróneamente que sus valores eran los valores estadounidenses. Sin embargo, conforme las estrellas se alejaban cada vez más del sentir popular, comenzó una reacción negativa desde el público.
La pandemia reveló este desajuste con mayor claridad: mientras los ciudadanos luchaban por sobrevivir económicamente, las celebridades compartían videos insensibles desde sus mansiones cantando “Imagine”. Esta desconexión fue impactante y destruyó la ilusión sobre la cercanía entre las celebridades y las dificultades cotidianas del pueblo.
Una nueva era para la cultura celebrity
La apuesta fallida por Kamala Harris no solo representó un error político; fue también un reconocimiento cultural. La obsesión del sector con mantener una pureza progresista alienó a una parte significativa de su audiencia y sus intentos por designar líderes políticos resultaron contraproducentes.
A medida que las cosas se asientan, queda claro que los días dorados de Hollywood como formador cultural han llegado a su fin. Aunque los elites del sector continúen predicando entre quienes comparten sus ideas, sus mensajes ya no resuenan con el público general. Al final, la apuesta sobre Kamala Harris significó no solo una derrota para el Partido Demócrata sino también para toda la industria del entretenimiento.
Quizás esto sea algo positivo; después de todo, el objetivo principal de Hollywood debería ser entretener y no dar lecciones morales. Tal vez ahora pueda regresar a lo que mejor sabe hacer: producir películas.