La Organización Mundial de la Salud (OMS) se encuentra en el centro de una creciente controversia relacionada con su manejo de la investigación sobre los orígenes de la pandemia de COVID-19. En este contexto, Jeremy Farrar, quien ocupa el cargo de director científico de la OMS, ha sido vinculado a Peter Daszak, un investigador que está bajo investigación por parte del gobierno de Estados Unidos debido a experimentos de alto riesgo relacionados con el coronavirus realizados en Wuhan. Esta colaboración plantea serias interrogantes sobre posibles conflictos de interés en la gestión del organismo internacional.
Las revelaciones sobre esta conexión han surgido a partir de documentos de subvenciones y reportes exhaustivos que evidencian la relación entre Farrar y Daszak. A medida que la OMS lucha por mantener su credibilidad en medio de acusaciones de influencia política y supresión científica, se hace evidente que las implicaciones para el debate sobre los orígenes del virus son significativas.
Una colaboración controvertida desde el inicio
Jeremy Farrar es un nombre reconocido en el ámbito de la salud global, pero su asociación con Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, ha suscitado críticas en el marco del debate sobre los orígenes del COVID-19. Un proyecto financiado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en 2010 describía a Farrar como el “colaborador principal” en Vietnam para una iniciativa que involucraba a la organización de Daszak, entonces conocida como Wildlife Trust. Este proyecto tenía como objetivo descubrir nuevos virus en el sudeste asiático.
A pesar de que esta investigación no estaba directamente relacionada con el Instituto de Virología de Wuhan, la conexión entre ambos investigadores ha generado preocupaciones sobre conflictos potenciales. Actualmente, Daszak y EcoHealth Alliance enfrentan procedimientos de inhabilitación por parte del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., debido a una supervisión inadecuada en sus investigaciones sobre coronavirus en Wuhan. La participación de Farrar podría haber influido en la temprana desestimación por parte de la OMS acerca de la teoría del escape del laboratorio.
Suplicando la teoría del escape del laboratorio
El papel desempeñado por Farrar en la configuración del discurso sobre los orígenes del COVID-19 ha sido objeto de un intenso escrutinio. En 2020, ayudó a organizar dos artículos científicos destacados que desacreditaron y censuraron cualquier discusión sobre la posibilidad real del escape del laboratorio. El primero fue publicado en The Lancet en febrero y condenó “teorías conspirativas” que sugerían un origen no natural del virus. El segundo artículo apareció en Nature Medicine en marzo y concluyó que el virus “no era un constructo ni un virus manipulado intencionadamente”.
Estos documentos, conocidos como los artículos sobre el "Origen Proximal", jugaron un papel crucial al desviar la atención hacia otras hipótesis menos controvertidas. Una investigación realizada por un comité selecto de la Cámara de Representantes estadounidense reveló que Farrar tuvo un papel central al guiar el artículo publicado en Nature Medicine. Los miembros demócratas del comité argumentaron que fue Farrar, más que funcionarios estadounidenses como el Dr. Anthony Fauci, quien impulsó los esfuerzos para suprimir esta teoría.
Crisis de credibilidad para la OMS
Las recientes revelaciones acerca de las conexiones entre Farrar y Daszak han socavado aún más la confianza pública en la OMS. La organización ha sido criticada por su aparente deferencia hacia China durante las primeras etapas de la pandemia. Un informe elaborado por U.S. Right to Know expuso cómo la primera misión enviada a Wuhan priorizó los intereses comunicacionales chinos sobre la transparencia científica.
Además, el manejo por parte de la OMS respecto a la investigación sobre los orígenes pandémicos ha estado marcado por demoras e interferencias políticas. Una segunda fase investigativa se lanzó tras reconocer Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, que las conclusiones iniciales eran insuficientes; sin embargo, esta fase permanece estancada desde hace años.
Las trayectorias entrelazadas de Jeremy Farrar y Peter Daszak resaltan una red corrupta que influye en las decisiones dentro del ámbito sanitario global. Mientras tanto, las acusaciones contra la OMS continúan creciendo ante tales vínculos cuestionables.