La controversia en el Servicio Nacional de Oración
La obispa Mariann Edgar Budde utilizó su sermón durante el Servicio Nacional de Oración para criticar las políticas del presidente Donald Trump hacia los inmigrantes indocumentados y la comunidad LGBTQ. Este discurso fue percibido como una politicización de un evento sagrado, lo que provocó reacciones adversas tanto de conservadores como del propio mandatario. Trump respondió acusando a Budde de ser una “odiadora radical de la izquierda” y calificó su sermón como “desagradable en tono” y “no convincente ni inteligente”.
Este incidente forma parte de una tendencia más amplia en la que líderes religiosos emplean sus plataformas para promover agendas políticas, lo que genera inquietudes sobre la politicización de la fe. El sermón fue considerado un acto divisivo que socava aún más la confianza entre los líderes religiosos y sus congregaciones.
Un momento de oración convertido en plataforma política
Lo que se esperaba fuera un momento solemne y unificador se transformó en un escenario para el activismo político. Durante el servicio, Budde aprovechó la presencia del presidente Trump y del vicepresidente JD Vance en primera fila para expresar su preocupación por aquellos que se sienten amenazados. “En nombre de nuestro Dios, les pido que tengan misericordia con las personas en nuestro país que ahora tienen miedo”, proclamó Budde, mostrando un claro sentido de superioridad moral.
A continuación, abordó la situación de los niños LGBTQ, afirmando que algunos “temen por sus vidas”, y luego dirigió su atención hacia los inmigrantes indocumentados, asegurando que “la gran mayoría no son criminales”. Presentó a estos individuos como trabajadores esenciales, omitiendo el hecho de que su estancia en el país constituye una violación a las leyes federales.
Reacción contundente del presidente Trump
El presidente Trump no dudó en responder a las críticas. A través de Truth Social, describió a Budde como una “odiadora radical de la izquierda” y le reprochó haber llevado “su iglesia al mundo de la política de manera muy poco elegante”. Además, criticó su sermón como “desagradable en tono” y argumentó que no mencionó el número significativo de migrantes ilegales involucrados en crímenes.
Trump expresó su frustración al concluir: “¡Ella y su iglesia le deben al público una disculpa!”. La respuesta de Budde ante estas críticas fue igualmente despectiva; afirmó que eso era algo que otros debían juzgar y defendió su derecho a pedir misericordia por los demás.
Un patrón preocupante
No es la primera vez que Budde utiliza su posición para atacar al presidente Trump. En 2020, durante las protestas por George Floyd, ella lo acusó de “inflamar la violencia” e insinuó que el país necesitaba reemplazarlo. Sus inclinaciones partidistas están bien documentadas; ha donado a campañas demócratas y ha sido descrita como “liberal sin disculpas” por medios reconocidos.
El reciente sermón es parte de una alarmante tendencia donde líderes religiosos utilizan sus plataformas para avanzar agendas políticas. El Servicio Nacional de Oración, tradicionalmente destinado a unir a la nación en momentos difíciles, fue secuestrado por una obispa con intereses claramente definidos.
Los peligros de mezclar fe con política
La reacción negativa hacia el sermón de Budde subraya una creciente preocupación entre los conservadores sobre la politicización de la religión. Cada vez más iglesias y líderes religiosos son utilizados como vehículos para el activismo progresista, alienando a aquellos que buscan orientación espiritual más allá del adoctrinamiento político.
A pesar de su insistencia en que su sermón fue "bastante moderado" y "respetuoso", sus palabras representaron un desafío directo a las políticas del presidente, expresadas en un contexto donde tales discusiones carecen de lugar apropiado.
A medida que el país enfrenta profundas divisiones políticas, lo último que necesitan las personas es ver sus lugares de culto convertidos en campos de batalla partidistas. Las acciones de Budde sirven como recordatorio claro sobre los riesgos asociados con confundir fe con política.
Fuentes incluyen:
Breitbart.com
Time.com
NYPost.com