El papa Francisco alerta sobre la «podredumbre cerebral» generada por las redes sociales
En un discurso dirigido a cientos de periodistas en el Vaticano, con motivo del Jubileo de la Comunicación, el papa Francisco enfatizó la importancia del trabajo periodístico como un medio para construir una sociedad más sólida y una Iglesia más unida. El pontífice afirmó: «Vuestro trabajo es un trabajo que construye: construye la sociedad, construye la Iglesia, hace que todos vayan adelante, siempre que sea verdadero».
Durante su intervención, el papa confesó que tenía preparado un discurso extenso de nueve páginas, pero que debido a su estado físico no se sentía en condiciones de leerlo. «A estas horas, con el estómago revuelto, leer un discurso de nueve páginas sería una tortura», expresó con una sonrisa mientras los presentes aplaudían.
Un llamado a la reflexión y al respeto
En el contenido completo del discurso, que fue publicado posteriormente por el Vaticano, el papa Francisco hizo hincapié en la necesidad de «liberar el corazón de lo que corrompe» y llenarlo con «respeto por lo más elevado y noble de nuestra humanidad». Instó a evitar llenar nuestros corazones con aquello que deteriora nuestras capacidades intelectuales y emocionales.
continuo ‘scrolling’ en las redes sociales, lo cual él describió como una forma de «podredumbre cerebral».
La educación como solución
El papa también destacó que «la cura para esta enfermedad» se encuentra en la educación, especialmente entre los jóvenes. Propuso la necesidad de implementar una alfabetización mediática, fomentar el pensamiento crítico y promover el crecimiento personal junto con la participación activa en las comunidades.
Finalmente, hizo un llamado a los profesionales del ámbito tecnológico y empresarial: «Necesitamos empresarios valientes, ingenieros informáticos valientes, para que no se corrompa la belleza de la comunicación. Los grandes cambios no pueden ser el resultado de una multitud de mentes dormidas, sino que comienzan con la comunión de corazones iluminados», concluyó el pontífice.
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