La Iniciativa de Proteínas de Insectos del Ejército de EE. UU.
El cofundador de Microsoft, Bill Gates, y sus aliados están promoviendo las proteínas de insectos como una alternativa alimentaria, lo que ha suscitado inquietudes sobre los sistemas alimentarios tradicionales. La iniciativa All Things Bugs, respaldada por la Fundación Gates y la Defense Advanced Research Projects Agency (DARPA), está utilizando la tecnología CRISPR/Cas9 para crear insectos genéticamente modificados, lo que plantea interrogantes sobre la seguridad a largo plazo y cuestiones éticas relacionadas.
El ejército de Estados Unidos se ha convertido en un campo de pruebas para estos alimentos experimentales, con el objetivo final de normalizar el consumo de insectos entre la población general. Este enfoque ha generado críticas debido a la falta de etiquetado y transparencia, así como a la introducción al mercado de productos basados en insectos sin pruebas rigurosas de seguridad.
Un Cambio en los Sistemas Alimentarios Tradicionales
En un contexto donde las élites globales cada vez más determinan lo que las personas consumen, el intento más reciente de Gates de introducir proteínas de insectos en la cadena alimentaria ha encendido alarmas. Lo que comenzó como un esfuerzo aparentemente noble para combatir la desnutrición en regiones afectadas por hambrunas ha evolucionado hacia un asalto a gran escala contra los sistemas alimentarios tradicionales, con el ejército estadounidense actuando como laboratorio para esta agenda insidiosa.
Desde su financiación inicial en 2012 por parte de la Fundación Bill y Melinda Gates (BMGF), la iniciativa All Things Bugs ha crecido considerablemente, adentrándose en el ámbito de los insectos genéticamente modificados. Con apoyo del DARPA, esta iniciativa ahora emplea técnicas avanzadas para crear insectos considerados como “nuevos recursos biológicos”, lo que genera preocupaciones serias sobre la ética y seguridad a largo plazo de tales experimentos.
Involucramiento Militar y Críticas al Proceso
La participación del ejército estadounidense en esta agenda es particularmente alarmante. DARPA, como brazo investigador del Departamento de Defensa, juega un papel clave en el desarrollo de estos insectos modificados genéticamente. Esto sugiere que el ejército se está utilizando como plataforma para probar estos alimentos experimentales con miras a su aceptación generalizada.
Aparte de los insectos, las inversiones de BMGF en proteínas alternativas también abarcan otros ámbitos. En 2022, se otorgaron 4.76 millones de dólares a Nature’s Fynd, una startup dedicada al desarrollo de proteínas a base de hongos. Además, se han realizado inversiones en Savor, una empresa que produce mantequilla a partir del aire y agua. Aunque estas iniciativas se presentan como pasos hacia un sistema alimentario más sostenible, críticos sostienen que forman parte de una agenda más amplia destinada a controlar el suministro alimentario global y reducir el consumo tradicional de carne.
Falta de Regulación y Seguridad Alimentaria
Los productos derivados de grillos y langostas ya están ingresando a la dieta estadounidense mediante barras proteicas, batidos e incluso menús en restaurantes. Sin embargo, este impulso carece notablemente de etiquetado y transparencia adecuados. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha permitido que los alimentos basados en insectos eviten pruebas rigurosas al clasificarlos como “Generalmente Reconocidos como Seguros”, lo cual permite inundar el mercado con productos no probados y deja a los consumidores sin información sobre posibles riesgos para la salud.
Dra. Meryl Nass, fundadora del grupo Door to Freedom, ha expresado su preocupación por esta falta de supervisión: “¿Cuánto tiempo tomará antes de que sepamos si estos alimentos son seguros? Podría llevar generaciones”. Por su parte, Claire Robinson, editora gerente de GMWatch, enfatiza la necesidad urgente de evaluar los riesgos antes del lanzamiento comercial: “Esto incluye pruebas para detectar patógenos, posibles alérgenos y sustancias tóxicas para humanos.”
Alineación Gubernamental con Nuevas Alternativas Alimentarias
Mientras tanto, el gobierno estadounidense apoya activamente este movimiento mediante iniciativas como el Centro para la Sostenibilidad Ambiental a través del Cultivo Insectil (CEIF), enfocado en utilizar insectos como alimento para ganado y acuicultura. Sin embargo, el involucramiento del Departamento de Defensa va más allá del apoyo a Gates.
En junio pasado, se reportó que una empresa financiada por este departamento busca propuestas para desarrollar carne cultivada en laboratorio destinada a raciones militares bajo el argumento de reducir la huella de carbono del departamento. No obstante, críticos argumentan que no se debe utilizar a los soldados como sujetos experimentales para productos alimenticios novedosos.
Cambio Climático o Control Alimentario?
Aunque este impulso hacia proteínas alternativas suele justificarse como respuesta al cambio climático, estudios recientes sugieren que la carne cultivada podría tener una huella ambiental mayor que la carne tradicional. Un estudio realizado por la Universidad de California Davis indica que este tipo específico podría resultar más perjudicial para el medio ambiente y más costoso comparado con los métodos convencionales.
La agenda globalista orientada a reemplazar fuentes alimenticias tradicionales por alternativas basadas en insectos o cultivos lab-grown no solo busca sostenibilidad; es también una cuestión relacionada con el control sobre lo que consume la población mundial. Gates y sus aliados están jugando un juego peligroso con el suministro alimentario al normalizar el consumo de insectos genéticamente modificados, moldeando así nuestra alimentación sin consentimiento ni comprensión pública adecuada.