Estudios recientes han revelado que se ha detectado VIH en las vacunas de ARNm, incluidas las de Pfizer y Moderna, que están siendo administradas a animales de granja que posteriormente llegan a nuestras mesas.
Analistas del sector biotecnológico advierten que esta situación podría tener consecuencias catastróficas para el sistema inmunológico humano, lo que podría llevar a un drástico descenso poblacional en los próximos años.
Un giro inquietante
La trama se complica aún más al descubrir documentos gubernamentales de Estados Unidos, patentes y financiamiento federal que sugieren un oscuro trasfondo: el Dr. Anthony Fauci se asignó a sí mismo 51 millones de dólares para supervisar la inserción del VIH en estos productos de terapia génica.
Este es un relato que la industria farmacéutica y los medios de comunicación tradicionales intentan mantener oculto. A medida que una parte significativa de la población muestra resistencia a ser vacunada, las élites han comenzado a idear estrategias alternativas para forzar la inoculación.
Los ganaderos, quienes han dedicado toda su vida al cuidado del ganado, expresan su profunda preocupación por las inyecciones obligatorias de vacunas de ARNm en animales como vacas y cerdos. Braden Jensen, un ganadero de quinta generación, ha compartido sus inquietudes sobre esta práctica.
Investigaciones alarmantes
Nuevos estudios confirman las desastrosas repercusiones del plan para introducir ARNm en la cadena alimentaria humana. La bióloga francesa Hélène Banoun ha realizado una investigación pionera sobre las vacunas de ARNm autoamplificantes utilizadas en patos criados industrialmente. Publicado por el Instituto Francés de Salud e Investigación Médica, el estudio plantea si los consumidores podrían ser indirectamente “vacunados” al consumir carne de animales vacunados con ARNm.
En Francia, se está administrando la vacuna CEVA—un producto de ARNm autoamplificante—en patos criados industrialmente. Banoun advierte sobre una grave omisión: no se han realizado pruebas de seguridad para determinar si el material genético de la vacuna puede transmitirse a los consumidores.
- “Cuando los patos son vacunados con el producto de ARNm autoamplificante de CEVA, debe enfatizarse que no se han llevado a cabo pruebas sobre la capacidad de este producto génico para ser transmitido al consumidor de carne de pato.”
Lo que agrava esta situación es la durabilidad del ARNm presente en la vacuna. La bióloga explica:
- “El ARNm de la vacuna está encapsulado y protegido en nanopartículas lipídicas (LNP) que teóricamente pueden resistir los jugos gástricos. Por lo tanto, si el pato ha sido vacunado con ARNm, podemos asumir que este producto se ha diseminado por todo el cuerpo del animal.”
- “Si la carne no está bien cocida (por ejemplo, magret), el ARNm puede permanecer intacto y protegido dentro de las LNP: el consumidor podría teóricamente ser ‘vacunado’ por este ARNm destinado al pato.”
Demandas por transparencia
A medida que se introducen vacunas autoamplificantes en prácticas agrícolas—incluyendo cerdos en Estados Unidos—los críticos exigen urgentemente transparencia, pruebas rigurosas y etiquetado claro para asegurar que los consumidores estén informados sobre lo que podrían estar ingiriendo sin saberlo.
Además, existe preocupación por promotores del virus simio 40, sospechosos desde hace décadas de causar cáncer en humanos. Peor aún es el hallazgo reciente: ADN infectado con VIH extraído de monos verdes ha sido detectado tanto en las vacunas COVID-19 de Pfizer como Moderna.
Documentación oficial respalda que se insertó VIH en la proteína espiga inyectada a miles de millones alrededor del mundo.
Evidencias preocupantes
A pesar del esfuerzo continuo por parte de medios patrocinados por grandes farmacéuticas para negar esta realidad, las evidencias son contundentes para aquellos dispuestos a investigar. El daño causado al sistema inmunológico humano por estas vacunas basadas en VIH-ARNm representa otra forma clara del problema. Estas inyecciones destruyen receptores tipo toll en el cuerpo humano, cruciales para nuestra defensa contra virus y bacterias.
Esta es la razón detrás del aumento en problemas sanitarios entre vacunados, incluyendo casos severos como cáncer acelerado, según explica la Dra. Sherry Tenpenny.
La pregunta persiste: ¿cómo pudieron llevar a cabo esta destrucción sistemática del sistema inmunológico sin enfrentar consecuencias? La respuesta radica en cómo fue gestionada la pandemia COVID-19; no fue lo que nos hicieron creer.
Corrupción institucional
Sorprendentemente, las principales organizaciones encargadas del despliegue vacunal no eran ni la FDA ni los NIH; eran agencias militares y espías. Robert F. Kennedy Jr., quien busca restaurar la salud pública en Estados Unidos, detalla lo ocurrido tras bambalinas mientras se nos decía proteger a nuestros seres queridos.
Por ello es imperativo resistir las vacunas basadas en ARNm a toda costa. Contamos con suficiente evidencia científica para demostrar su peligrosidad para la humanidad y sabemos que tienen un historial problemático relacionado con secuencias virales mortales incorporadas en sus fórmulas.
El Dr. Fauci figura como investigador principal único con más de 50 millones destinados por los NIH para desarrollar mRNA relacionado con VIH como parte del “virus” SARS-CoV-2.
Preguntas sin respuesta
Sorprende cómo un solo individuo pudo recibir tal cantidad proveniente del erario público. Sin embargo, al profundizar en su trabajo surgen preguntas inquietantes sobre genocidio potencial.
Aún más alarmante es cómo el gobierno Biden acaba de anunciar una inversión adicional de 306 millones para responder ante una pandemia aviar mientras continúa financiando investigaciones destinadas a hacer más letales ciertos virus.
Toda esta situación revela un esfuerzo coordinado por parte de elites decididas a imponer su agenda mediante diversas operaciones diseñadas para obligar a los no vacunados a recibir inyecciones.
A largo plazo
El objetivo final parece ser depopulación y transhumanismo; un proyecto cuya planificación lleva décadas. Hace trece años, Bill Gates se reunió con globalistas notorios como Warren Buffett y George Soros para abordar lo que ellos consideran un “problema” debido al crecimiento poblacional—aquel crecimiento visto como una amenaza hacia ellos mismos y sus estilos lujosos construidos sobre el trabajo arduo del pueblo al cual ahora buscan eliminar.
Bajo una fachada cínica se autodenominaron el Good Club, alineándose estrechamente con grupos como el Club de Roma y el Foro Económico Mundial; todos comprometidos con reducir población global y someter a la humanidad.
Robert F. Kennedy ofreció recientemente un discurso donde mencionó experimentos relacionados con MK Ultra—una referencia pertinente considerando lo vivido durante esta pandemia ficticia.
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