La ambición de Trump por Groenlandia resurge
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha reavivado su interés por la isla de Groenlandia, proponiendo que esta debería integrarse al territorio estadounidense. En sus recientes declaraciones, Trump calificó esta acción como «una necesidad absoluta» y sugirió que Dinamarca debería ceder la soberanía sobre la isla a EE.UU. para asegurar la protección del «mundo libre». Según sus palabras, «la gente en Groenlandia probablemente va a votar por la independencia o por unirse a Estados Unidos», advirtiendo además que podría imponer aranceles elevados a Copenhague si no se accede a su propuesta.
Groenlandia, con una población de aproximadamente 57.000 habitantes y mayormente cubierta de hielo, ha sido parte de Dinamarca durante más de 600 años. Aunque fue colonia danesa hasta 1953, actualmente es un territorio autónomo que en 2009 obtuvo el derecho a solicitar la independencia mediante referéndum. Recientemente, el Gobierno groenlandés presentó su primer proyecto de Constitución.
Un trasfondo histórico
No es la primera vez que Estados Unidos muestra interés en adquirir Groenlandia. En la década de 1860, un informe del Departamento de Estado bajo el mandato del presidente Andrew Johnson destacó los recursos pesqueros y minerales de la isla como una valiosa inversión potencial. Más tarde, en 1946, durante la administración de Harry Truman, EE.UU. ofreció a Dinamarca 100 millones de dólares por el territorio. Sin embargo, esta oferta fue considerada un insulto por el gobierno danés y no se hizo pública hasta 1991.
La importancia estratégica de Groenlandia radica en su ubicación geográfica para el Ejército estadounidense y su sistema de alerta temprana contra misiles balísticos. La base aérea de Pituffik, situada en el noroeste de la isla, alberga una presencia militar permanente. Washington busca aumentar su influencia militar en la región mediante la instalación de radares para monitorear las aguas entre Groenlandia e Islandia.
Recursos naturales y economía
Groenlandia posee importantes recursos minerales como carbón, zinc y petróleo; sin embargo, solo se han explorado pequeñas áreas debido a sus difíciles condiciones climáticas. Además, la extracción de petróleo y gas natural está prohibida por razones medioambientales. La economía groenlandesa depende principalmente de la pesca y del apoyo financiero anual que recibe de Dinamarca.
En este contexto, el gobierno danés ha rechazado firmemente las propuestas de Trump sobre Groenlandia. La primera ministra Mette Frederiksen calificó estas ideas como «absurdas» y reafirmó que «Groenlandia no está en venta», enfatizando que pertenece a los groenlandeses.
La postura groenlandesa ante las ambiciones estadounidenses
El primer ministro groenlandés, Mute Egede, también se opuso rotundamente a las intenciones del magnate estadounidense: «Groenlandia es nuestra. No estamos a la venta y nunca lo estaremos». Esta declaración refleja un creciente movimiento independentista dentro de Groenlandia, donde muchos ciudadanos apoyan la idea de separarse definitivamente de Dinamarca.
A medida que avanza este debate internacional sobre Groenlandia, Trump ha ampliado sus ambiciones al mencionar otros territorios como el canal de Panamá y Canadá. Estas afirmaciones han generado reacciones tanto en Panamá como en Canadá; el primer ministro canadiense Justin Trudeau subrayó que «no existe la más mínima posibilidad» de que Canadá se convierta en parte de Estados Unidos.
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