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Líderes globales firman tratado del WEF que establece leyes de 'Edad de Muerte' en Occidente
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Líderes globales firman tratado del WEF que establece leyes de "Edad de Muerte" en Occidente

miércoles 11 de diciembre de 2024, 13:30h

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Los líderes mundiales han firmado un tratado del Foro Económico Mundial (WEF) que propone la eliminación de las leyes de consentimiento por edad y la introducción de las controvertidas "leyes de Edad de Muerte". Este nuevo sistema permitiría a los gobiernos decidir quién puede vivir más allá de una edad establecida, como los 70 años, requiriendo aprobación estatal para continuar con vida. Se teme que esto conduzca a una presión social hacia la eutanasia, especialmente en países como Canadá y el Reino Unido, donde ya se están promoviendo legislaciones similares. La situación plantea serias preocupaciones sobre la ética y el valor de la vida en una sociedad cada vez más influenciada por agendas globalistas.

El Foro Económico Mundial ha instado a los gobiernos del mundo a desmantelar las leyes de consentimiento de edad, introduciendo algo aún más siniestro: las leyes de "Edad de Muerte".

Bajo este nuevo sistema, los individuos ya no tendrán el derecho a vivir más allá de una edad determinada por el gobierno—por ejemplo, 70 años—sin antes obtener la aprobación estatal. Si se considera que una persona no es digna según un panel de muerte, su destino será el uso de un “pod de suicidio”.

Esta situación no es ciencia ficción; es la realidad que se está planificando tras puertas cerradas. Se están revelando las oscuras implicaciones de esta agenda global y lo que significa para el futuro de la humanidad.

Implicaciones inquietantes

Según estos escalofriantes planes, la élite busca hacer ilegal envejecer. Vivir más allá de los 70 años será un privilegio reservado para aquellos con conexiones poderosas o características únicas que no pueden ser fácilmente reemplazadas.

El resto de la población podría ser considerado inútil, descartado y enviado a una suerte similar a la de una fábrica de pegamento.

El Foro Económico Mundial (WEF) ha sido fundamental en la promoción de la eutanasia, comenzando por Canadá, donde el descenso hacia la barbarie no debería sorprender, dado que el gobierno canadiense ha sido completamente infiltrado por el WEF.

La influencia del WEF en políticas globales

El Primer Ministro Justin Trudeau y su vicepresidenta Chrystia Freeland son ambos líderes jóvenes del WEF que han entregado su lealtad a Klaus Schwab y su visión futura.

En el Reino Unido, tras la elección del miembro del WEF Keir Starmer, comenzaron a aparecer anuncios distópicos promoviendo la eutanasia en estaciones de tren y paradas del metro en Londres. Estos anuncios perturbadores mostraban a personas atractivas y jóvenes celebrando su inminente muerte justo antes de una votación clave en el parlamento sobre la legalización de la eutanasia.

Este escenario evoca más bien situaciones propias de Grand Theft Auto o episodios de Family Guy, en lugar de una realidad que podríamos enfrentar en nuestra vida.

Cambios legislativos alarmantes

No sorprende que el parlamento británico, influenciado por el WEF, votara a favor del Proyecto de Ley sobre Adultos Terminalmente Enfermos (Fin de Vida), con 330 miembros apoyándolo frente a 275 en contra.

Aquí es necesario señalar la cruda realidad que estos representantes electos están apoyando en nombre de sus electores.

La primera mujer en ser eutanasia mediante un pod suicida en Suiza tuvo que ser estrangulada por su ejecutor debido a un mal funcionamiento del dispositivo, según informes.

Incentivos económicos inquietantes

A pesar de esta realidad sombría, el gobierno británico ha anunciado planes para ofrecer incentivos económicos a los familiares de ciudadanos ancianos que opten por ser eutanizados.

Un informe perturbador publicado en The Telegraph, señala que “los pensionistas terminales podrían terminar sus vidas antes para evitar impuestos significativos bajo la legislación sobre muerte asistida”.

En este futuro distópico hacia el cual avanza rápidamente el Reino Unido, una persona de 65 años se verá presionada—o incluso incentivada—para considerar la eutanasia como solución, especialmente cuando se introducen incentivos financieros.

Preguntas éticas y sociales

A medida que surgen estas cuestiones éticas, es esencial cuestionar qué tipo de sociedad estamos dispuestos a aceptar. La idea misma de optar por un suicidio asistido como forma de liberación plantea interrogantes profundas sobre nuestra humanidad y valores fundamentales.

No podemos permitir que esta lógica perversa se convierta en lo normal. No podemos permitirles implementar las nuevas leyes sobre Edad de Muerte que se discuten en los pasillos del poder en Davos y las Naciones Unidas.

Tantas cosas que hoy presenciamos—cosas inimaginables hace solo cinco o diez años—se están desarrollando ante nuestros ojos. La noción misma de acabar con nuestra vida como forma de liberación no es libertad; es trágica. Nadie debería sentirse presionado para tomar esa decisión.

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