Nuestro marino con tono sarcástico nos dijo:
—Estoy asombrado con lo que se desliza en la prensa sobre las negociaciones que están manteniendo para apoyar la investidura y la legislatura; negociaciones con delincuentes en la cárcel, mimos y requiebros a los terroristas vascos o el chalaneo con el PNV. Todo de lo más ejemplar. Es evidente que esta es la España que entre todos hemos creado, porque eso es lo que hemos votado, pero no deja de preocuparme si estamos en la buena dirección para lo que parece olvidarse con frecuencia: se constituye un gobierno para que su gestión se enfoque a la creación de oportunidades y vías de bienestar para sus «clientes», que somos nosotros. Aunque parece que avanzan, sobre la mesa, hasta ahora, tenemos la encíclica que han firmado Sánchez e Iglesias.
Nuestra joven profesora soltó una carcajada y preguntó:
—¿Por qué llamas a ese documento una encíclica?
—Viste durante la campaña —siguió el marino—, en los debates, que Pablo Iglesias tenía una pose beatífica, parecía un vendedor de biblias y se reúnen para firmar un preacuerdo de gobierno de diez puntos, lleno de tópicos, cantos de sirenas y buenas intenciones, más propio de una asamblea estudiantil que de personas que tienen que conformar un gobierno de una nación entre las quince mayores del mundo. Hacer un panfleto buenista y esperar que suene música celestial puede quedar muy excelso, pero eso no deja de ser brindis al sol o el preámbulo de tiempos convulsos. Aunque quiero ser crédulo y creer que tienen buenas intenciones, lo importante es que digan cómo, cuándo, con qué medios o en cuánto tiempo lo van a hacer; pero todo eso con realismo, de forma viable y que no tenga contrapartidas que a la larga en lugar de beneficiarnos nos perjudique. La campaña electoral ya terminó, no necesitamos más propaganda. Solo puedo pedir que maduren, y lo que ahora necesitamos es que nos digan otras cosas y de una forma más profesional y rigurosa. ¡Ya está bien subterfugios y mentiras!
La profesora le replicó:
—Es posible que te suene a tópico, y es cierto que la realidad cotidiana suele estar muy alejada de las consignas de los partidos. Aunque pienso que, esos escenarios tan catastrofistas no se corresponden a la realidad, aunque a algunos es lo que les interesa vendernos, pero no podrás negar que «Consolidar el crecimiento y la creación de empleo. Combatir la precariedad del mercado laboral y garantizar trabajo digno, estable y de calidad» tal como proponen en el primer punto de esos «ejes prioritarios del gobierno» que han suscrito PSOE y UP es importante y necesario. ¿Tú no los suscribes?
—Mi querida amiga —replicó el marino con sorna—, Claro que dicho así lo asumiría en su totalidad, pero cuando veo que en campaña la propuesta estrella era subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) un 33,33 % de una tacada, después de haberlo subido el año pasado un 28,57 %, solo puedo pensar que esa barbaridad no solo no va a «consolidar el crecimiento», sino que va a paralizar la contratación y a la crear paro.
No olvidemos cuando salió en tromba el gobierno —continuó— descalificando al Banco de España acusándole de estar haciendo filibusterismo y que la anterior subida no había tenido repercusiones y, una vez más, esa era la forma que la «derecha trasmontana y retrógrada» tenía para intentar desacreditar las políticas sociales que buscaban bla, bla, bla. Los hecho, a pesar de lo que nos cuenten, no es que haya generado paro, pero ha creado más economía sumergida y una ralentización de la contratación de nuevos trabajadores.
La joven profesora, rendida ante la evidencia, solo pudo comentar:
—Te debo dar la razón, a golpe de decreto no se crea empleo, no se acaba con la precariedad ni se consolida el crecimiento. El tan cacareado «empleo de calidad» se crea con empresas de calidad, en sectores y empresas con escalables, innovadoras y con un alto valor añadido y eso, que me perdonen, no es lo que veo mayoritariamente en nuestro país, y para eso hacen falta otro tipo de medidas mucho más profundas, mucho más importantes y que nada tienen que ver con una política de subvenciones, subsidios y eres falsos.
Además, sin ser alarmista, tenemos encima de la mesa los datos de empleo de este último mes, y que nos dicen: Que es el peor mes para el empleo desde 2013, que hay 53.114 afiliados menos y 20.525 parados más; y aunque el mes de noviembre siempre es un mes malo para el empleo, si le sumamos otros indicadores, nos va confirman un menor ritmo en la creación de empleo. Todavía nada alarmante, pero lo veremos si se producen esas subidas del SMI.
—Cómo vamos a ser un país que esté enfocado al empleo, cuando hasta las Oficinas de Empleo la gente las llamamos la Oficina del Paro.
Entre risas por la ocurrencia nos levantamos, vimos un mar bravío y ventoso, parecía como un presagio y nos volvió a la realidad algo sombría.
[email protected]