Un grupo relacionado con el gobierno ha dirigido sus esfuerzos contra sitios de noticias independientes y defensores de la libertad sanitaria que, durante la pandemia, se atrevieron a exponer la verdad sobre COVID-19. Este ataque se llevó a cabo mediante un enfoque multifacético que incluyó censura y la amenaza de demandas legales.
El Center for Countering Digital Hate (CCDH) es la organización responsable de compilar el denominado “Disinformation Dozen”, un listado de 12 personas a quienes acusan de ser responsables de más del 65 por ciento de la “desinformación sobre vacunas” en línea. Entre los mencionados se encuentran GreenMedInfo, Robert F. Kennedy Jr., el Dr. Mercola y The Truth About Cancer. Sin embargo, su objetivo iba más allá de estos individuos, buscando silenciar a sitios como Natural News, que trabajaron incansablemente para informar sobre temas que los medios tradicionales preferían no abordar.
Censura y amenazas legales
Se ha documentado cómo este grupo atacó a figuras como RFK Jr. y Elon Musk, además de solicitar que se despojara a la “Disinformation Dozen” de sus plataformas digitales. Si bien las tácticas de censura merecen atención, es importante destacar que también utilizaron estrategias legales para intentar suprimir las voces a favor de la libertad sanitaria.
El abogado Brian Rothschild, quien muchos creen está vinculado al CCDH, anunció en 2021 su intención de presentar una demanda colectiva por muerte injusta contra los diversos medios informativos incluidos en el listado mencionado. Según Rothschild, aquellos que expresaron preocupaciones sobre los riesgos asociados a las vacunas eran responsables directos de muertes relacionadas con COVID-19, citando casos específicos como el de un bombero fallecido por el virus supuestamente influenciado por desinformación.
Estrategias legales cuestionables
La lógica detrás de estas acciones legales era hacer parecer que quienes cuestionaban la seguridad y eficacia de las vacunas eran culpables de negligencia o daño intencional, con el fin de intimidar a estos individuos y disuadirlos de continuar desafiando las narrativas oficiales del gobierno. Se buscaba silenciar a los disidentes y causarles un daño financiero significativo.
A pesar de lo ilógico que resulta afirmar que alguien que comparte relatos sobre lesiones provocadas por vacunas podría ser responsable por otras muertes, también es relevante señalar que este tipo de caso sería extremadamente complicado de probar en un tribunal.
Dificultades probatorias ante amenazas legales
El analista legal Dan Eaton comentó que para triunfar en un caso como el presentado por Rothschild sería necesario demostrar que las personas no vacunadas murieron debido a actos intencionados o negligentes cometidos por quienes diseminaron desinformación. “El desafío para probar esta afirmación será establecer un vínculo entre la conducta y la muerte”, explicó.
Además, en ese momento existían numerosas incertidumbres acerca del funcionamiento del virus y las vacunas. “Este tipo particular de demanda por muerte injusta es único porque se refiere a desinformación relacionada con una pandemia llena de incertidumbre”, reconoció Eaton.
Por otro lado, dado que está comprobado que las vacunas no detuvieron realmente la transmisión del virus, incluso si los integrantes del “Disinformation Dozen” hubieran intentado perjudicar deliberadamente a sus lectores al convencerlos de no vacunarse, esto no habría sido efectivo ya que las personas vacunadas continuaron siendo infectadas.
El impacto del miedo ante posibles demandas
Aunque podrían haber estado conscientes de su escaso respaldo legal, seguramente esperaban que incluso la mera amenaza de tales demandas fuera suficiente para amedrentar a quienes valientemente compartían la verdad sobre la pandemia. A pesar de que la demanda anunciada por Rothschild nunca se concretó, es incierto cuántas voces fueron silenciadas debido al temor generado por esta amenaza.
Fuentes para este artículo incluyen:
Unite.Live
GreenMedInfo.com