Recientemente, Vanderlei Luxemburgo, exentrenador del Real Madrid durante la temporada 2004-05, ha añadido su voz a la controversia que rodea al joven Vinicius Jr. En una entrevista con el periodista brasileño Benjamin Back, Luxemburgo no dudó en expresar su opinión sobre el comportamiento del extremo madridista, sugiriendo que las acciones de Vinicius son parte de la razón por la que enfrenta tanta adversidad en los estadios a los que visita.
Luxemburgo, conocido por su franqueza, declaró que Vinicius Jr. "provoca mucho esa persecución haciendo cosas que no debe". Esta afirmación ha generado un debate significativo en la comunidad futbolística, especialmente en el contexto de la lucha contra el racismo en el deporte. La crítica de Luxemburgo no se centra únicamente en una supuesta provocación, sino que también se dirige hacia cómo Vinicius maneja situaciones de juego que, según el exentrenador, podrían evitarse para no exacerbar las tensiones.
Un ejemplo concreto que Luxemburgo usó para ilustrar su punto fue una jugada durante la vuelta de las semifinales de la Champions League en la temporada pasada. En dicha instancia, Joshua Kimmich intentó dar el balón a Vinicius para que sacara de banda, y este, en lugar de recibirlo, lo tiró al suelo. Este acto, interpretado por algunos como una falta de respeto, fue criticado por Luxemburgo, quien contrastó el comportamiento de Vinicius con el de Luka Modric, quien en situaciones similares saca el balón de manera deportiva.
Esta crítica ha resonado en las redes sociales, donde las opiniones están divididas. Algunos usuarios de X (anteriormente Twitter) han respaldado la visión de Luxemburgo, sugiriendo que Vinicius podría manejar mejor su actitud para evitar ser un blanco de críticas o peores, de insultos racistas. Otros, sin embargo, ven en las palabras de Luxemburgo una justificación velada para los ataques que Vinicius recibe, argumentando que ningún jugador debería ser vilipendiado por su estilo de juego o su reacción ante la adversidad.
El debate también toca temas más profundos sobre la educación y el respeto en el fútbol. Luxemburgo, con su experiencia, podría estar buscando señalar que las acciones individuales en el campo pueden tener repercusiones más amplias en la percepción pública y en la carrera de un jugador. Sin embargo, esta perspectiva choca con la defensa de la personalidad y el estilo de juego únicos de cada futbolista, especialmente cuando se trata de jóvenes talentos como Vinicius, que están forjando su camino en un deporte donde la presión y las expectativas son inmensas.
La discusión sobre la actitud de Vinicius Jr. no es nueva, pero las palabras de Luxemburgo añaden un capítulo más a este diálogo continuo. Mientras algunos ven en Vinicius a una víctima de un sistema que no valora lo suficiente la diversidad y la lucha contra el racismo, otros creen que su actitud podría ser más conciliadora para promover un ambiente de juego más saludable. Lo cierto es que la cuestión es compleja, y como en muchos aspectos del fútbol, no hay una respuesta única o definitiva. Lo que queda claro es que las acciones de Vinicius en el campo seguirán siendo observadas y debatidas, tanto por sus detractores como por sus defensores, en un deporte donde cada gesto puede ser amplificado por la lente de la opinión pública.