El pasado 1 de octubre era la ocasión perfecta para demostrar la fuerza del movimiento independentista en Cataluña, dos años después de aquel referéndum ilegal que marcaría un antes y un después en la sociedad catalana.
Sin embargo, nos encontramos ante una causa venida a menos. Solo 18.000 personas se manifestaban por las calles de Barcelona este martes, lo que significa la décima parte del primer aniversario celebrado hace solo doce meses.
Los CDR se echaban la culpa entre ellos, y solo un grupo de menos de 50 personas lograba alterar el orden público en una calle de la Ciudad Condal, que intentaban cortar al grito de "ni olvido, ni perdón", o "Puigdemont presidente". Pero, ¿dónde estaba el "héroe" de este movimiento?
El 'expresident', desde su refugio, no dudaba en desmarcarse de cualquier violencia, asegurando que "después de todo lo que hemos hecho, es una fantasía pensar que hay un atajo que no pase por el civismo". "El mensaje es claro: solo hay una vía, lo hemos dicho, lo hemos escrito y lo hemos practicado: civismo, resistencia no violenta y democrática. Involucrar el independentismo en actividades que no son cívicas está destinado al fracaso", proclamaba el 'amado' líder independentista.
Unas declaraciones que suponían un jarro de agua fría a todos aquellos que han seguido defendiendo la causa por encima de todo y de todos, incluso de la propia ley. Pese a esto, las declaraciones cobran otro sentido si tenemos en cuenta que nuestros informantes apuntan a que la Guardia Civil ha establecido vínculos entre los detenidos y el propio Puigdemont, quien por supuesto niega tal vinculación.
Todo esto contrasta con el comunicado que emitió el Consell per la República, que preside Puigdemont, la pasada semana en la que se defendía la inocencia de los detenidos: "Rechazamos enérgicamente este montaje judicial y policial contra personas inocentes, y expresamos la máxima solidaridad con las personas detenidas y sus familias y amigos".
Ahora el 'expresident' lo tiene claro: "Cualquier acto de violencia, cualquiera, sin matiz alguno, no haría ningún favor a la causa", aunque no ha cerrado del todo la puerta a la desobediencia civil, "una vía reconocida en cualquier democracia" y por la que apuesta el movimiento, y ni que decir tiene que también los CDR, que podría ser la reacción esperada a la inminente sentencia del 'procés'.
Torra prepara el derrocamiento de Puigdemont
Mientras Puigdemont condenaba la violencia en este segundo aniversario del 1-O, Torra reunía en el Palau de la Generalitat a 170 altos cargos y a todo el Govern para comprometerse a "avanzar sin excusas hacia la república".
Pese a la notable asistenica, cabe destacar que no había miembros de la sociedad civil ni intelectuales, y que la prensa "tuvo que mantenerse a metros de distancia", tal y como han apuntado nuestras fuentes.
Tras este cónclave, ANC y Òmnium apelaban en las calles a la falsa "unidad independentista" sobre el derecho a la autodeterminación en un acto en el cual la gran estrella fue el líder de la CUP, David Fernández, erigido como una de las figuras clave de la causa.
A nadie se le pasó por alto que los comunes no acudieron, al igual que faltaron CCOO y UGT, quienes se han mostrado en desacuerdo con la huelga convocada por la Intersindical CSC en previsión de la protesta por la sentencia del Tribunal Supremo.
Se avecina tormenta y el Gobierno en funciones no está preparado para lo que se le viene encima. ¿Logrará el PSOE contener el desafío independentista de cara a la campaña electoral o será el motivo que desencadene su pinchazo en las urnas dando paso a la derecha?