Esta semana el Departamento de Justicia de EE.UU. resolvió desclasificar "para fines judiciales" el nombre de un presunto oficial saudita que habría ayudado a planear los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Sin embargo, la sorpresa ha sido mayúscula cuando los medios locales han pedido a los funcionarios estadounidenses la información, ya que se niegan a divulgar su identidad al público.
Al parecer, se trata de un individuo que supuestamente dirigió a dos hombres vinculados al Gobierno saudita para que asistieran con viviendas, licencias de conducir y otro tipo de ayuda cotidiana a dos de los 19 terroristas y secuestradores identificados por los investigadores, de los que un total de 15 eran de Arabia Saudita.
Tal y como señala NBC News, el FBI precisó que el sujeto en cuestión es "la pieza principal de información que habían estado buscando los demandantes en el litigio del 11-S". No obstante, compartió su identidad solo con los familiares y la defensa legal de las víctimas, y mantendrá en secreto otros aspectos claves que exigen los demandantes.
Terry Strada es quien encabeza al grupo de familiares y sobrevivientes del 11-S, quien ha considerado esta decisión como "un buen resultado", pero lamentó que no se revelen más datos sobre los ataques, atribuidos a Al Qaeda. "Las familias están dedicadas a llegar a la verdad, y no deberíamos tener que rogar por este tipo de información básica, o permanecer en la oscuridad en cuanto al papel saudita en los ataques", lamenta.
Por otra parte, el considerado como autor intelectual de los atentados, Khalid Sheikh Mohammed, ha anunciado desde la prisión de Guantánamo estar dispuesto a testificar contra el Gobierno saudita si esto lo libra de la pena de muerte.