El piragüista español dio la sorpresa en la prueba de K1 slalom y se colgó una meritoria medalla de bronce al finalizar en tercera posición la gran final.
Se había clasificado en semifinales con el último mejor tiempo, lo que le obligaba a salir en primera posición en la gran final. Su bajada fue impecable. Solo una puerta impidió que fuera perfecta. A los 86.87 segundos en los que completó la bajada había que sumarle dos segundos de penalización. Aun así era un tiempo que casi casi le aseguraba la medalla, pero tenía que esperar a que bajaran todos sus rivales.
Con el trabajo hecho vio cómo uno a uno iban descendiendo todos y ninguno le sacaba de las sillas de espera. Le desplazaron el italiano De Gennaro y el francés Castryck hasta la tercera silla, pero de ahí ya no se movería. Con la bajada del británico Joseph Clarke concluía la prueba y Pau se aseguraba su medalla. El bronce ya era suyo. Nadie podía quitárselo.
Con esta presea, España suma ya al momento de escribir estas líneas cuatro metales: una plata y tres bronces.