Miércoles 10 de junio de 2015
Un informe del Pentágono reconoce que el yihadismo acabaría con el régimen sirio y frenaría el chiismo iraní
Los servicios de inteligencia del Pentágono, la DIA (Defense Intelligence Agency), no sólo estuvieron al corriente desde su inicio de la formación del movimiento terrorista Estado Islámico en Siria e Iraq, sino que facilitaron su creación.
Esto es lo que se desprende de un documento desclasificado de la propia agencia militar, hecho público por el grupo conservador de seguimiento del Gobierno, Judicial Watch, el pasado 18 de Mayo.
El documento elaborado por la DIA, clasificado anteriormente como “Secret/Noforn”, se remonta a agosto del 2012, y considera que el nacimiento de un Estado Islámico en el este de Siria “es bienvenido, por su influencia benéfica en las políticas occidentales en la región”.
Entre estos países, la inteligencia militar estadounidense da por hecho que los miembros de la OTAN y los países del Golfo, con Arabia saudí en cabeza, son los padrinos principales de la oposición siria. Para todos ellos “la posibilidad de establecer en el este de Siria un principado salafista… es exactamente lo que quieren aquellos que apoyan a la oposición, para aislar al régimen sirio de Bachar el Assad”.
La agencia de espionaje del Pentágono no sólo no presentaba al grupo terrorista Estado Islámico como enemigo a combatir, tal como ahora se le considera, sino que hablaba de él como una “ventaja estratégica” que había que aprovechar.
Recientes declaraciones del exembajador norteamericano en Siria, Robert Ford, han aportado pruebas suplementarias del apoyo material dado por la CIA y el Departamento de Estado a los combatientes terroristas del Estado Islámico en Siria desde los años 2012/2013.
El arraigo del Estado Islámico se han llevado a cabo gracias a la insurrección siria, si bien su origen remonta al momento en que las tropas norteamericanas comenzaron a retirarse de Iraq.
La constitución de este Emirato salafista, transformado hoy en Califato por obra del oscuro combatiente takfirista Abubeker Al Bagdadi, que pasó años en una prisión norteamericana en Iraq sin que se le descubriera su “vocación yihadista”, es un arma potente para impedir que todo Iraq se convierta en una avanzadilla del régimen chiíta de Teherán, apoyado en esta misión por Rusia y China, según el informe.
La DIA preveía además el afecto de atracción que el Estado Islámico iba a ejercer sobre “elementos terroristas procedentes de todo el mundo árabe” que acabarían convergiendo en el mismo, lo que permitiría una cierta forma de control.
La pregunta es ¿por qué el Pentágono ha desclasificado un documento que deja al descubierto los oscuros orígenes del Estado Islámico? Una posible respuesta habría que buscarla en la lucha del poder que se ha desencadenado en el seno de la Administración norteamericana entre las principales agencias de inteligencia y grupos políticos por las erráticas medidas de la Casa Blanca para frenar la extensión del fenómeno yihadista.
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