Es más, al cónsul español, Alfonso Lucini Mateo, se le consideraba internamente como el embajador de España en Jerusalén, y prohibía que se colaborara con organismos israelitas. Su esfuerzo debía dedicarse sólo a los palestinos.
Y tras las recientes manifestaciones de la vicepresidenta segunda del gobierno de Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, coreando el slogan “Palestina será libre desde el río hasta el mar”, lo que significa la exterminación del pueblo judío, y la protesta de la embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, que ha sido llamada a consultas por el gobierno israelí, el ministro de exteriores Israel Katz ha “cortado la conexión entre la representación de España en Israel y los palestinos y prohibir al consulado español en Jerusalén prestar servicios a los palestinos en Judea y Samaria (Cisjordania)”.
En la red X el ministro israelita ha manifestado que "A raíz del reconocimiento por parte de España de un Estado palestino y el llamamiento antisemita de la vicepresidenta del Gobierno española a no conformarse con el reconocer un Estado palestino y "liberar Palestina desde el río hasta el mar", ha decidido que esa pseudo embajada antisemita de España que daba servicio a los palestinos finalizara su actividad encubierta y se dedicara a lo que oficialmente se le permite: atender a los españoles en Israel.
Por supuesto que Pedro Sánchez, como presidente del Gobierno español parece más cercano a Palestina que a Israel, y no ha movido un dedo para tratar de calmar al pueblo judío, que asiste sorprendido a la deriva de las autoridades españolas.