Carlos González | Viernes 19 de abril de 2019
Ya disponemos de un conocimiento general: todo lo existente no son más que equilibrios, y además con estas características: Relativos, Subjetivos y Circunstanciales.
Lo que se presenta ante nosotros es un objeto o situación que nos es más que el resultado de una contraposición de fuerzas que se mantienen equilibradas. Todo ello es lo que somos nosotros mismos, un equilibrio de células. Parece ser que así se constituye todo nuestro entorno.
La fuerza que ejerce el sol, a la que denominamos Gravedad, es la que obliga a girar a su alrededor a los planetas atrapados y a no poder seguir desplazándose en el espacio. Como la fuerza de traslación del planeta sigue existiendo, no sucumbe -si así fuera sería atrapado y destruido- es esta –la suya propia- la que le hace girar y mantenerse en órbita. En ese momento surge el equilibrio, el que se da entre una fuerza y la otra. Ello provoca que ese planeta gire a una velocidad, en una órbita, con una rotación y con mayor o peor consistencia. Lo que existe ante nosotros es simplemente un equilibrio, porque si triunfa la fuerza del Sol el planeta desaparece y tenemos un sol más grande, si vence el planeta no tenemos nada porque se iría por el espacio y no tendríamos sistema solar.
Dicho equilibrio es imprescindible tanto en los partículas atómicas como en el funcionamiento de un Grupo Social Organizado (GSO). En el caso de los átomos es como el sistema solar, y lo vemos claro entre el núcleo y los electrones girando a su alrededor. En el caso de un GSO lo constituyen todo el conjunto de creencias, costumbres, o ritos que componen esa cultura, civilización o estado, unido a los mecanismos de represión o seducción que tienen a su disposición los líderes sociales. Y la jerarquía y los administrados giran alrededor de aquellos como planetas o electrones. El equilibrio que queda es millones de ciudadanos que no están del todo de acuerdo con lo que hace su gobierno y autoridades o élites, pero aguantan y siguen en ese equilibrio momentáneo, que puede durar miles de años, o, como le sucedió a tantos y tantos pueblos e imperios en la historia de la especie humana, desaparecer y ser polvo y cenizas.
Esto nos lleva a comprender que todo lo que vemos a nuestro alrededor es una pugna constante entre dos o más fuerzas. Que como ninguna se impone surge una situación ante nosotros, pero que siempre será Relativa, Subjetiva y Circunstancial. Y además, dinámica. Mañana por la mañana ya será un poco diferente.
A tenor de ese pequeño conocimiento anterior surgen todas las preguntas del mundo. ¿Cuáles son y cómo se construyen los equilibrios entre el liderazgo y las élites? Debemos ponernos a trabajar para extraer de la madre naturaleza los mejores conocimientos posibles que nos resuelvan este y otros dilemas. Tenemos que saber que el liderazgo es imprescindible, sin toma de decisiones unitarias no hay grupo, solo voluntades independientes. Por otra parte, ¿Cómo hacer para que el liderazgo no se vuelta nepotista y dictatorial? ¿Cómo podemos controlar a esas élites dentro de un marco general y no consigan –como querrán siempre- destruir el liderazgo para constituirse ellas en nuevos líderes?
Junto con este anterior, que es fundamental, no lo es menos el equilibrio necesario entre las élites y su liderazgo por un lado, y los gobernados o administrados por el otro. Este quizá es siempre el más difícil de conseguir y el que está sometido a mayores tensiones y más difíciles de equilibrar. Si se enfoca desde el estudio de las ciencias de la Psico-Biología, todos los estudios de derecho constitucional y política en general, no hacen otra cosa que profundizar en disponer de más y mejores conocimientos sobre toda esta materia.
No queda más remedio que ponernos a investigar. De lo que disponemos hasta este momento es un conjunto de Mitos y creencias, a las que se llama o religiones o ideologías, pero pocos conocimientos técnicos y científicos como si de construir un puente o edificio se tratase.
Debemos saber cuáles y cómo se consiguen los mejores equilibrios entre todas las fuerzas que intervienen en un GSO, solo de esa forma podremos adoptar decisiones racionales, transformarles en leyes, y construir una verdadera convivencia.
TEMAS RELACIONADOS: