El uso de armas explosivas en zonas pobladas supone una inmensa amenaza para los niños y niñas de todo el mundo. A medida que aumenta la guerra en áreas urbanas, el uso de armas diseñadas para campos de batalla abiertos es una realidad común en ciudades, pueblos, aldeas y otras zonas pobladas, con efectos devastadores para las poblaciones jóvenes. En los cinco años previos a 2022, las armas explosivas mataron o hirieron gravemente a casi el doble de niños que los muertos o heridos por disparos y otras armas de fuego.
"Las pruebas son irrefutables: cuando se utilizan armas explosivas en zonas pobladas, los niños sufren profundamente, no sólo físicamente, sino en todos los aspectos de su vida", afirma Ted Chaiban, director ejecutivo adjunto de UNICEF. "Que el uso de armas explosivas sea responsable de la mitad de todas las víctimas infantiles no es sólo un recordatorio del impacto catastrófico y las terribles consecuencias para los niños, sino que también refleja el progreso que podría lograrse con una acción significativa para prevenir su uso en zonas pobladas".
Esta semana tiene lugar en Oslo (Noruega) la primera conferencia internacional de seguimiento de la Declaración Política sobre el uso de Armas Explosivas en zonas pobladas, que se adoptó en Dublín en noviembre de 2022; esto brinda una oportunidad crucial para proteger mejor a los niños, sus familias y comunidades frente a los conflictos armados. Respaldada por más de 85 países, la Declaración compromete a los Estados a tomar medidas para evitar daños a civiles cuando lleven a cabo operaciones militares en zonas pobladas.
"Cada año, miles de vidas jóvenes se ven bruscamente truncadas o alteradas para siempre", afirma Chaiban. "Más allá de las lesiones y cicatrices físicas de los niños y las niñas, existen otros efectos psicológicos, educativos y sociales, a menudo menos visibles, que pueden persistir a lo largo de sus vidas, creando ciclos de dificultades y sufrimiento".
Además de las lesiones directas, el uso de armas explosivas provoca una degradación social, económica y medioambiental más amplia, que afecta gravemente al acceso de los niños a servicios esenciales como la atención sanitaria, la educación y el agua potable. La destrucción de infraestructuras necesarias para la supervivencia y el bienestar tiene consecuencias a largo plazo para el desarrollo de los niños y la salud de la comunidad en general.
UNICEF trabaja activamente sobre el terreno en las zonas de conflicto para mitigar estos efectos, prestando ayuda y apoyo fundamentales a los niños más expuestos. Sin embargo, esto sólo puede conseguirse hasta cierto punto, y la prevención es un aspecto crítico para garantizar la protección de todos los niños, lo que requiere una respuesta internacional sólida y sostenida.
UNICEF hace un llamamiento para que:
"El compromiso constante de los líderes mundiales y la aplicación de la Declaración sobre la utilización de explosivos en zonas pobladas son fundamentales para invertir la tendencia contra el uso de armas explosivas en zonas pobladas", concluye Chaiban. "Mientras la comunidad internacional sigue siendo testigo del indecible daño que causan estas armas, debemos tomar medidas decisivas para proteger a nuestras generaciones futuras. El coste de la inacción es demasiado alto: lo pagarán nuestros hijos e hijas".