Cervantes nos inmortalizó a todos y todas, con lo escrito y con lo no escrito, con lo que dice y con lo que deja esbozado y proyectado hacia un futuro lejano, aún por llegar. No analizaré la obra de Cervantes desde la literatura, ni al autor y mucho menos al personaje, sino desde la visión holística de la antropología. Desde el materialismo cultural, del que soy seguidor con matices, la obra no sería sino relación y reflejo de las condiciones materiales y culturales de la sociedad en la que fue escrita.
Mi profundo sentido inconformista me lleva a cuestionar desde el respeto a Marvin Harris pues, aún, coincidiendo en que la novela es fruto de su contexto a nadie escapa que Cervantes se adelantó desde el cuestionamiento de un género literario casi pasado proyectándose al futuro de la universalidad de cualquier sociedad.
¿Alguien puede cuestionar que nos están llevando hacia un presente distópico que fue revelado en la fundamental 1984 de George Orwell? escrita entre 1947 y 1948, publicada el 8 de junio de 1949, si Feijóo no nos lo cuestiona. Y en este presente de manipulación y control no son absolutamente necesarios los valores transmitidos en El Quijote.
¿Qué decir del empoderamiento femenino? La respuesta de la pastora Marcela a quienes la critican es una defensa de la libertad de la mujer, de su derecho a decidir dice:
“Yo conozco que, todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama”.
¿Y qué nos viene al instante a la cabeza si hablamos de hermosura? ¡Belleza! Efectivamente belleza. Que para Platón era un concepto independiente de los objetos o formas agraciadas, siendo la auténtica manifestación de la belleza lo que encontramos en el alma humana y a la cual solo accedemos a través del conocimiento y desde el conocimiento. Al menos así lo interpreto desde la humildad de un hombre que intenta cada día crecer emocionalmente mientras recorre este camino empedrado con algunas rosas en los márgenes y que llamamos vida. Para el citado filósofo es un reflejo del bien supremo íntimamente relacionado con la armonía, el orden, la sabiduría y bondad moral que defendía Schopenhauer.
Llegado a este punto, recapitulemos: Quijote, belleza, sabiduría, bondad, empoderamiento femenino…, ¿sueño o realidad? La lucha contra los molinos de la ignorancia, la barbarie y el egoísmo, armado tan solo con palabras, acompañado por la cultura transitando por esa vereda de la humanidad que se materializa en raíz y rama del pundonor es cuanto tengo en momento tan cercano al día mundial para combatir la islamofobia y no puedo dejar de desear, ¡Ramadán Mubarak!, sin denunciar el genocidio cometido contra el pueblo palestino.
Con agradecimiento extraigo una frase de El Quijote que demuestra su universalidad y como, desde La Mancha, España se abre al mundo y éste se rinde a Cervantes:
“Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades”.
Tampoco debo olvidar a Soul Etspes:
“Cuando la paz es desterrada el tiempo es devorado por la crueldad”.