El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido acusado de haber cedido el control del Sáhara Occidental a Marruecos tras haber sido espiado por el software Pegasus, que habría accedido a su teléfono móvil en mayo de 2021. Según fuentes de Moncloa, el Ejecutivo sospecha que el reino alauí estaría detrás del hackeo, que se habría producido en plena crisis diplomática por la acogida del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital español.
La denuncia pública del espionaje se produjo un año después, en mayo de 2022, coincidiendo con el anuncio de que España reconocía la soberanía marroquí sobre el Sáhara, una decisión que Sánchez tomó sin consultar ni a su partido, ni al Consejo de Ministros, ni al Parlamento, y que ha sido cuestionada por su validez jurídica y política. El presidente alegó que el acuerdo con Marruecos serviría para tener un mayor control sobre la inmigración irregular, que se ha disparado en los últimos años, especialmente a través de las Islas Canarias.
Sin embargo, la cesión del Sáhara tendría más que ver con los intereses económicos y personales de Sánchez y su entorno. En concreto, se ha señalado el papel de su esposa, Begoña Gómez.
En agosto de 2018, apenas unos meses después de que Pedro Sánchez asumiera la presidencia en una moción de censura en mayo-junio de 2018, surgen revelaciones sobre el fichaje de Begoña Gómez por el Africa Center de la Universidad de Yale. El curioso timing de este nombramiento levanta sospechas: ¿por qué no antes? ¿Qué tiene de especial el currículum de Gómez?
Resulta que este centro académico la nombra directora y, de manera estratégica, cierra un pacto con la Asociación de Profesionales de Marruecos (AP de Maroc), una reunión que congrega a 20,000 líderes empresariales y ejecutivos marroquíes, todos con influencia en el país. Un acuerdo calificado de estratégico y publicitado como tal por el Africa Center.
En mayo de 2021, el móvil de Pedro Sánchez es presuntamente espiado mediante el software de hackeo Pegasus. Aunque Moncloa señala a Marruecos como posible responsable, la denuncia pública no se hace hasta mayo de 2022. ¿Casualidad o conexión?
Entre las fechas de la presunta intrusión y la denuncia, se produce un hecho relevante: en marzo de 2022, Sánchez entrega el control del Sáhara, un movimiento geopolítico significativo que se encuentra en el epicentro de las especulaciones.
Pedro Sánchez, al explicar la situación, sugiere que el espionaje tenía como objetivo un control más efectivo de la inmigración. Sin embargo, las cifras desmienten esta afirmación. Desde enero hasta noviembre de 2022, la llegada de inmigrantes vía Canarias se ha más que duplicado, pasando de 15,000 a más de 35,000 personas. En el cómputo total, España ha visto un aumento del 72% en la llegada de inmigrantes, superando los 50,000.
Las explicaciones de Sánchez parecen desmoronarse, revelando contradicciones y alimentando la especulación sobre la verdadera motivación detrás de su decisión unilateral, sin respaldo gubernamental ni parlamentario.
En este intrigante rompecabezas, las conexiones esotéricas entre la carrera de Begoña Gómez, el espionaje presunto, y las decisiones políticas de Sánchez plantean más preguntas que respuestas.