El acuerdo alcanzado el miércoles para liberar a los rehenes tomados durante el ataque terrorista de Hamás contra Israel ha sido acogido con satisfacción por el máximo dirigente de la ONU, António Guterres, quien añadió que la ONU está dispuesta a "maximizar" el impacto humanitario positivo del acuerdo.
"Se trata de un paso importante en la dirección correcta, pero aún queda mucho por hacer", declaró Guterres a través de un comunicado de su portavoz Farhan Haq.
Tor Wennesland, alto funcionario de la ONU que dirige los esfuerzos para garantizar una paz duradera en Oriente Medio, se hizo eco de estos comentarios y también acogió con satisfacción la anunciada "pausa humanitaria" de 96 horas en Gaza, que está devastada por la guerra.
"Esta pausa debe aprovecharse al máximo para facilitar la liberación de los rehenes y aliviar las terribles necesidades de los palestinos de Gaza".
La noticia se produce mientras los trabajadores humanitarios de la ONU reiteran que siguen estando listos para aprovechar la oportunidad de aumentar la ayuda vital al enclave.
Tras el anuncio del alto al fuego de cuatro días, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un nuevo llamamiento para que se permita el acceso seguro y sin trabas de la ayuda humanitaria a la Franja.
Ahmed Al-Mandhari, director regional de esa agencia de la ONU, ha declarado: "Es necesario que cesen los combates para que podamos ampliar rápidamente nuestra respuesta. No podemos seguir proporcionando gotas de ayuda en Gaza en un océano de necesidades".
Mientras tanto, la Organización anunció que está llevando a cabo una nueva evacuación en el asediado hospital Al-Shifa de la Ciudad de Gaza, a la que seguirán otras en el norte de Gaza.
Según los medios de comunicación, el alto al fuego entre Israel y Hamás deberá comenzar 24 horas después de su anuncio. En su declaración, Wennesland agradeció los esfuerzos de los Gobiernos de Egipto, Qatar y Estados Unidos por "facilitar" el acuerdo.
El representante de la OMS en los Territorios Palestinos Ocupados, Richard Peeperkorn, dijo que cualquier noticia de una pausa humanitaria y de la liberación de rehenes era bienvenida, pero que era necesario un verdadero fin de los combates.
En la misma conferencia de prensa en El Cairo, Al-Mandhari pidió un "alto el fuego permanente" y afirmó que las partes en conflicto deberían "dar prioridad absoluta al bienestar y la salud de su población".
El funcionario también dirigió un minuto de silencio en honor de su colaboradora Dima Alhaj, asesinada en Gaza el martes, junto con muchos familiares. "Mientras lloramos su muerte, recordamos la naturaleza insensata de este conflicto y el hecho de que en Gaza hoy en día no hay ningún lugar seguro para los civiles, incluidos nuestros propios colegas de la ONU", declaró.
Desde el inicio de las represalias de Israel por las masacres de Hamás del 7 de octubre, que dejaron 1200 muertos en el sur de Israel y unos 240 rehenes secuestrados, 108 miembros del personal de la ONU han muerto en la Franja.
Peeperkorn reveló el miércoles que estaba en marcha una misión, en estrecha coordinación con los socios humanitarios Media Luna Roja Palestina y Médicos Sin Fronteras, para evacuar a los pacientes y trabajadores sanitarios que permanecen en Al-Shifa.
La misión sigue a la evacuación interinstitucional inicial de 31 bebés prematuros el domingo. De los 220 pacientes y 200 trabajadores sanitarios que aún permanecen en el hospital, los evacuados prioritarios serían 21 pacientes en diálisis, 29 pacientes con lesiones medulares y los que están en cuidados intensivos, dijo Peeperkorn.
También informó de que, mientras tanto, la agencia de la salud ha recibido solicitudes de evacuación de otros tres hospitales del norte de Gaza: El Hospital Árabe Al-Ahli, el Hospital Al-Awda y el Hospital Indonesio, y que la planificación estaba en marcha, sin que se escatimasen esfuerzos para "asegurarse de que esto ocurra en los próximos días".
Explicó que estas evacuaciones sólo se llevan a cabo bajo previa solicitud y en última instancia.
Al-Mandhari lamentó que ni siquiera los hospitales estén protegidos de los "horrores" del conflicto. La Organización Mundial de la Salud ha documentado 178 ataques contra la asistencia sanitaria en la Franja desde el 7 de octubre y, de los 36 hospitales del enclave, 28 ya no funcionan, declaró a los periodistas su colega, Peeperkorn.
Los ocho hospitales restantes, todos en el sur, están "desbordados", dijo, y hay que hacer todo lo posible por mantenerlos en funcionamiento y ampliar su capacidad de camas.
El enclave contaba con unas 3500 camas hospitalarias antes de la actual escalada, y esa cifra se ha reducido a menos de 1400.
La perspectiva de un alto al fuego ha suscitado esperanzas de que mejore el acceso a la desesperada población civil de Gaza y aumente el volumen de artículos de socorro que llegan.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, OCHA, los camiones de ayuda que han estado entrando en Gaza desde el 21 de octubre representan apenas el 14% del volumen mensual de transporte humanitario y comercial que llegaba al enclave antes del comienzo de las actuales hostilidades; esto excluye el combustible, que había sido completamente prohibido por las autoridades israelíes hasta hace sólo unos días.
OCHA informó de que el martes entraron en Gaza 63.800 litros de combustible procedentes de Egipto, tras una decisión israelí del 18 de noviembre de "permitir la entrada diaria de pequeñas cantidades de combustible para operaciones humanitarias esenciales". La agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, está distribuyendo el combustible para apoyar la distribución de alimentos y el funcionamiento de generadores en hospitales, instalaciones de agua y saneamiento, refugios y otros servicios críticos.
La noticia del acuerdo de alto al fuego llega en medio del temor a que el hambre se extienda por el norte, aislado del sur por las operaciones militares israelíes. Desde el 7 de noviembre, los organismos humanitarios no han podido prestar ayuda en esa zona. Debido a la falta de instalaciones para cocinar y de combustible, "la gente está recurriendo a consumir las pocas verduras crudas o frutas verdes que quedan a su disposición", dijo OCHA, al tiempo que no hay panaderías abiertas.
OCHA también advirtió de que el ganado en el norte "se enfrenta a la inanición y al riesgo de muerte" debido a la escasez de forraje y agua, y a los cultivos se les está dejando en el abandono cada vez más.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) declaró hace 10 días que consideraba que toda la población civil de Gaza sufría inseguridad alimentaria.
La angustia causada por los constantes bombardeos, los desplazamientos y el hacinamiento masivo en los refugios de la UNRWA, en algunos de los cuales 400 personas tienen que compartir un retrete, ha pasado una elevada factura psicológica a los habitantes de Gaza. Según OCHA, las necesidades de atención de salud mental se están "disparando", especialmente para los más vulnerables: los niños, las personas con discapacidad y aquellos con condiciones complejas preexistentes.
"Se están prestando servicios limitados de apoyo psicosocial y primeros auxilios psicológicos sólo en algunos refugios de Gaza en donde también se encuentran refugiados agentes de protección y quienes tienen capacidad de respuesta", afirmó OCHA. Según los informes, muchos servicios han sido destruidos y gran parte del personal no puede trabajar.
OCHA también destacó un aumento en el movimiento de niños no acompañados y familias separadas. La Oficina de la ONU dijo que se está elaborando un plan interinstitucional para responder a esta situación, que incluye el registro de casos.