En un mundo que busca constantemente aumentar la productividad de los cultivos y mantener céspedes y jardines hermosos, el uso de herbicidas se ha vuelto algo común. No obstante, un estudio realizado por la Universidad de California, San Diego (UCSD) revela posibles riesgos asociados al uso de herbicidas comunes, especialmente en lo que respecta al impacto en la función cerebral de los adolescentes.
El Dr. José Ricardo Suárez, autor principal del estudio, afirmó que la exposición a herbicidas e insecticidas, contaminantes ambientales neurotóxicos, podría ser una explicación para el aumento en la incidencia de enfermedades crónicas y trastornos de salud mental en adolescentes y adultos jóvenes en los últimos 20 años a nivel mundial. Estudios previos también han establecido una relación entre la exposición a algunos de los insecticidas más utilizados y un deterioro en el rendimiento neurocognitivo, mientras que se ha demostrado que otros insecticidas afectan el desarrollo del cerebro y el estado de ánimo.
En la investigación de la UCSD, se examinó si el rendimiento neuroconductual en los adolescentes está relacionado con los herbicidas y los repelentes de insectos. También se buscó comprender los efectos de la exposición a los pesticidas en el desarrollo humano desde la infancia hasta la edad adulta. Se reclutaron 519 participantes de entre 11 y 17 años que vivían en comunidades agrícolas en Ecuador, por parte de los investigadores de la Escuela Herbert Wertheim de Salud Pública y Ciencias de la Longevidad Humana de la UCSD.
Se evaluó el desempeño neuroconductual en cinco dominios utilizando nueve subpruebas. Se cuantificaron las concentraciones urinarias de los herbicidas glifosato y 2,4-D, así como los metabolitos repelentes de insectos DCBA, DEET y ECBA. Los dominios evaluados fueron atención y control inhibitorio, memoria y aprendizaje, idioma, percepción social y procesamiento visuoespacial.