Dándose la circunstancia de que hasta el mismísimo Pablo Iglesias (Podemos) en compañía del PDeCAT ha calificado de “bastante cutre” el citado trabajo, con posterioridad a las criticas vertidas anteriormente en los diarios Abc, EL MUNDO, Ok Diario, El País y redes sociales, de donde se deduce que tanto el concepto de ética por parte de los implicados, como el prestigio de ciertas universidades que ha quedado por los suelos.
Ante tal situación, se impone que el Jefe del Ejecutivo acuda cuanto antes al Parlamento para dar cumplidas explicaciones sobre lo sucedido, cuya versión oficial no encaja para nada con toda la información y acusaciones aparecidas. Con el paso de los días la indignación ciudadana crece en progresión geométrica, al comprobarse como es posible que un presidente que accedió al poder predicando ejemplaridad y criticando a su antecesor Mariano Rajoy, su comportamiento denote todo lo contrario. Sánchez no solo actuó incorrectamente al apropiarse de textos de terceras personas sino por negarlo todo descaradamente y en repetidas ocasiones. Sus pobres disculpas para justificarse de nada han servido.
Quien presuntamente miente con tanto descaro, tal actitud dice muy poco en su favor, y menos aún cuando se trata de alguien que pretender ejercer como primera autoridad del país, y no solo por el daño que le pueda procurar a sus administrados sino el por el dislate que ello representa, quedando en entredicho su capacidad de gestión y torpes intenciones...
Los españoles ya están hasta los mismísimo cigotos de tantos políticos irresponsables, indeseables y ambiciosos a los que solo ocupa y preocupa mantenerse en el poder y a cualquier precio. Son ya demasiados años soportando a este tipo de personajes cuya categoría personal e intelectual decae por momentos. Prestar atención a alguno de los payasos que ocupan un escaño en el Congreso, dedicados a practicar el insulto y la descalificación mutua, generan un clima vergonzosamente triste y difícilmente soportable y, obviamente, con el evidente desprecio por parte de la sociedad.
Calificar de "error involuntario" como explicó la Moncloa y anunciando el proceder a la subsanación de las equivocaciones en próxima ediciones, mueve cuando menos a la hilaridad. Al parecer y como recurso, lo único que se le ha ocurrido a nuestro peculiar presidente es dedicarse a viajar. Absurda postura pero hasta el momento no ha encontrado nada mejor para eludir el tener que dar la cara para justificar lo injustificable... ¡¡Tiempo al tiempo!!