La fallida, como será su investidura, entrevista que el líder del PP solicitó al presidente en funciones celebrada el pasado 30 de agosto, tuvo tintes esperpénticos.
Pero para rematar la jugada se atrevió también a plantear que esa misma solicitud se la haría a los malvados y peligrosos señores de Junts (aunque ahora asegure que no), además del PNV.
A esos que su socio preferente VOX anunció que si gobernaba haría arder de nuevo las calles de Barcelona, que les ilegalizaría, o suprimiría las autonomías en un verdadero atentado a nuestra Constitución.
Más parece que quien le asesora sea enemigo acérrimo empeñado en hacerle fracasar.
No creo que sea un desnortado Elías Bendodo, o el incongruente reconvertido Borja Semper, que por muy mal que lo puedan hacer no parece que vayan en su contra.
Convendría recordar para tener un mapa real de la situación que precisamente a raíz del debate a dos que tuvo con Pedro Sánchez durante la campaña electoral, se supo que el maquiavélico Miguel Ángel Rodríguez, asesor de cabecera de Isabel Díaz Ayuso, había sido fichado en la parte final de la campaña.
En aquel debate utilizó la mentira como arma política, manteniendo esa táctica la semana final de la misma y hay quien asegura que ese cambio de estrategia fue la que le llevó al fracaso.
MAR mantiene contactos semanales con Steve Bannon, ideólogo del “trumpismo”, asesor en la sombra de personajes como Bolsonaro, Meloni y de todos los movimientos de extrema derecha en Latinoamérica y Europa.
Se podría pensar que su trabajo va dirigido a hacer fracasar a Feijóo para extender posteriormente la alfombra roja para la llegada de su pupila Ayuso, ya suficientemente impregnada de la ideología extremista que viene de Trump-Bannon.
En su análisis ya contempla que Pedro Sánchez seguirá siendo presidente con un gobierno de coalición con Sumar y que la necesidad para que pueda funcionar del apoyo de los partidos periféricos, PNV, ERC, Junts, Bildu y BNG, lo cueza en su propia salsa.
Así en 2027 una vez abrasado abriría las puertas de la Moncloa a una Ayuso como gran esperanza de las derechas extremas europeas.
El diseño elaborado en los despachos de Bannon triunfaría también en España.
Además de ese elemento fundamental las derechas están demostrando que ya no les plantea problema pasar todas las líneas rojas habidas y por haber, que el fin (llegar a la Moncloa) justifica los medios.
Así lo han vuelto a demostrar con lo ocurrido ahora en Murcia. Si creíamos excepcional lo acontecido en Extremadura al torcer el brazo de su líder allí María Guardiola, ahora vuelven a repetirlo con el de Murcia, López Miras.
Han quebrado sin miramientos su postura férrea de no permitir la entrada en su gobierno de VOX incluso a costa de ir a nuevas elecciones, obligándole desde Génova a concederles dos consejerías, una de ella con rango de vicepresidencia.
¿Querías taza? Pues taza y media.
También se han desarrollado nuevos episodios en el culebrón “Rubiales”. La decisión del TAD de considerar su acto contra Jenni Hermoso sólo como falta grave demuestra la profundidad de la ideología machista que carcome sectores de nuestra sociedad como el futbol.
Todavía les queda muy lejos la ley del “sólo sí es sí”, porque según la misma parece evidente que ese beso no consentido resulta una agresión sexual. Agresión señores del, agresión, porque lo del abuso es ya cosa del pasado.
Mientras tanto la agredida, la víctima señores machos de la selección masculina, Jenni Hermoso, ya ha presentado denuncia por agresión sexual contra Rubiales.
Si se repite una nueva legislatura del gobierno de coalición progresista de las dos izquierdas, aún le queda mucho trabajo por realizar en este terreno y la confirmación es los 42 asesinatos que llevamos este año.
El análisis de este verano nos debe llegar a la conclusión de que bajo ningún concepto los impulsores del machismo, de la xenofobia, del negacionismo del cambio climático (así lo indica lo sucedido con la última Dana que nos ha afectado y su confrontación con la AEMET), o de la pluralidad nacional pueden acceder a más poder, ya tienen demasiado.
Por último en estos días el Lehendakari Urkullu, uno de los pocos estadistas que disponemos en este país (ponga aquí cada cual lo que desee), ha lanzado para el debate una idea muy interesante.
A través de un artículo publicado en El País, plantea la necesidad de lo que denomina una Convención Constitucional que reinterprete la misma. Una manera adaptada al siglo XXI de acabar con las tensiones centro-periferia heredadas de la Transición.
En este final del proceso que coincide con el del verano ha quedado claro que la batalla es entre dos bloques, el progresista y de izquierdas que amplía sus contactos como el celebrado en Bruselas entre Díaz y Puigdemont y el de derechas con la reunión al siguiente día entre Feijóo y Abascal.
Para intentar resolver los problemas planteados en esta reflexión, para frenar a las derechas machistas, reaccionarias y negacionistas resulta vital e imprescindible que el próximo gobierno sea progresista y de izquierdas, del PSOE y Sumar con el apoyo externo de PNV, Bildu, ERC, Junts y BNG.
Porque ya no vale dividir la confrontación entre fuerzas progresistas o conservadoras, sino entre los que se entienden con VOX y los que no. VOX supone el punto de diferenciación.
Por eso así como la anterior legislatura fue la de tomar decisiones sociales para frenar el deterioro provocado en las capas más desfavorecidas de la sociedad debido a la pandemia de Covid y la crisis económica derivada de la guerra que Rusia provocó con la invasión de Ucrania, esta debe ser la de resolver los conflictos territoriales reconociendo que España es un país de países, cuya solución para que todos estemos cómodos pasa por un estado federal plurinacional.
No parece difícil afrontarlo a la vista de la esperada intervención de Puigdemont con su razonable y posible, digan lo que digan propios y extraños desnortados, solicitud amnistía para lo sucedido en Catalunya en 2017, dejando para más adelante los temas más complejos.
Ahora que se está desarrollando la vuelta ciclista a España podíamos decir que nos falta el esprint final. No ahorremos esfuerzos para la victoria.
Veremos…