Mujtar no era un perro ordinario. Durante 12 largos años, acudió religiosamente al mismo punto de la costa, su mirada fija en el horizonte, esperando la vuelta de su amado dueño. La fidelidad de este canino se convirtió en un símbolo de amor inquebrantable, a pesar de que el reencuentro que esperaba nunca llegó.
La historia comenzó hace más de una década, cuando un pescador local y Mujtar, su compañero de cuatro patas, solían embarcarse juntos en aventuras marítimas. La conexión entre el hombre y el animal era palpable, y la dupla era una vista común en el muelle de Yalta. Pero un día, el pescador no regresó de una de sus travesías. A pesar de los esfuerzos de búsqueda, el mar no reveló sus secretos y el pescador permaneció desaparecido.
Sin embargo, Mujtar, con su pelaje dorado y ojos brillantes, regresó al mismo punto en el muelle todos los días, esperando. Los residentes, conmovidos por su lealtad, empezaron a cuidar de él, trayéndole comida y agua, y ofreciéndole cobijo en los días de tormenta. Pero, a pesar de sus esfuerzos, el fiel compañero nunca abandonó su vigilia.
Con el tiempo, la historia de Mujtar se convirtió en una leyenda local. Visitantes de distintas partes venían a ver al "Perro Esperando" de Yalta, y muchos dejaban ofrendas, juguetes o simplemente se sentaban junto a él para ofrecerle compañía. Su historia se contó y recontó, convirtiéndose en un testimonio conmovedor de la devoción inquebrantable de un animal hacia su humano.
Lamentablemente, Mujtar falleció este año, poniendo fin a su espera eterna. Pero su memoria vive en el corazón de la comunidad de Yalta. En honor a su lealtad y amor, los residentes han erigido una pequeña estatua en el mismo lugar donde Mujtar pasó tantos años mirando al mar. La estatua representa a Mujtar, con su mirada eternamente fija en el horizonte, esperando el regreso de su dueño.
La historia de Mujtar nos recuerda la profundidad de la conexión entre los humanos y sus mascotas. En un mundo a menudo lleno de efímeros momentos y relaciones pasajeras, la lealtad de un perro como Mujtar ilumina el poder del amor verdadero y la esperanza inquebrantable.
En Yalta, aunque Mujtar ya no está físicamente presente, su espíritu sigue vivo, recordándonos que, en algún lugar más allá del horizonte, hay reencuentros esperándonos.
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