OPINIÓN

23J: Extrañas reacciones

Rafael M Martos | Miércoles 26 de julio de 2023
La noche electoral del 23 de julio ha dejado un panorama político complejo y sorprendente, con resultados que han provocado reacciones extrañas en los distintos partidos. Algunos han celebrado derrotas, otros han culpado a los medios o a los votantes, y otros han mostrado una templanza inusual.

Pedro Sánchez: la dulce derrota

El candidato socialista ha sido el más efusivo de la noche, pese a haber perdido el primer puesto que ostentaba desde 2018. Sánchez ha mejorado los resultados de las anteriores elecciones y alcanza los 122 escaños. Sin embargo, esta mejora no le ha servido para mantener el liderazgo, que ha pasado al PP de Alberto Núñez Feijóo, que ha logrado 136 diputados.

Sánchez ha celebrado su "dulce derrota" como si fuera una victoria, y ha asegurado que seguirá siendo el presidente del Gobierno, gracias a los pactos con sus socios de Sumar (la coalición liderada por Yolanda Díaz que agrupa a Podemos, IU, Más País y otras formaciones de izquierda) y con los partidos nacionalistas e independentistas como ERC, Bildu o PNV. Estos pactos, sin embargo, pueden suponer un lastre para su gestión, ya que le obligarán a hacer concesiones que pueden erosionar su credibilidad y su cohesión interna.

Yolanda Díaz: la suma que resta

La candidata de Sumar ha sido otra de las protagonistas de la noche, aunque sus resultados no hayan sido para echar campanas al vuelo. Con 31 escaños, Sumar ha quedado como cuarta fuerza política, por detrás del PP, del PSOE y de Vox. Sin embargo, esta suma de 15 partidos distintos ha logrado menos diputados que cuando se presentaban por separado. En las anteriores elecciones, Podemos e IU obtuvieron 35 escaños, Más País 3, y el resto de formaciones minoritarias sumaron otros 18. En total, 56 diputados.

Díaz ha celebrado su resultado como un éxito, y ha afirmado que Sumar es la única alternativa al bipartidismo y al auge de la ultraderecha. También ha dicho que seguirá apoyando al Gobierno de Sánchez, pero exigiendo más medidas sociales y ecológicas. Sin embargo, esta coalición heterogénea puede tener problemas para mantener su unidad y su coherencia, ya que hay diferencias ideológicas y territoriales entre sus integrantes.

Santiago Abascal: la culpa es de los demás

El líder de Vox ha sido el más decepcionado de la noche, ya que su partido ha sido el que más ha perdido en estas elecciones. Con 33 escaños, Vox se mantiene como tercera fuerza política, pero baja de sus 52 diputados. Esta pérdida de apoyo se debe en parte al desgaste de su discurso radical y confrontativo, y en parte al trasvase de votos hacia el PP, que ha recuperado algo del electorado conservador.

Abascal no ha hecho autocrítica ni ha reconocido su fracaso. Al contrario, ha culpado a los medios de comunicación de manipular la opinión pública y de silenciar sus propuestas. Abascal llevaba como lema “Vota por lo que importa”, y quizá su error sea ese, que lo que realmente importa a los españoles no es aquello que le importa a Vox. Pero de eso no ha dicho nada.

Alberto Núñez Feijóo: la templanza del ganador

El candidato popular ha sido el más tranquilo y sereno de la noche, pese a haber logrado el mejor resultado de su partido desde 2011. Con 136 escaños, Feijóo ha conseguido el primer puesto , pero se ha quedado corto respecto a las expectativas de las encuestas, que le daban una victoria clara y contundente.

Feijóo ha leído desde el balcón de la sede de la calle Génova un discurso preparado, en el que ha agradecido el apoyo de los españoles y ha anunciado que se presentará a la investidura como presidente del Gobierno. También ha tendido la mano al resto de fuerzas políticas para buscar acuerdos en los temas de Estado, como la recuperación económica, la reforma territorial o la renovación institucional. Feijóo no ha culpado a nadie de no haber logrado una mayoría absoluta, ni de haberse quedado por debajo de lo previsto, ni ha caído en la euforia o la soberbia. Lo único inadecuado fue el grito de "Ayuso, Ayuso" que corearon algunos militantes del PP en la calle Génova, como si quisieran negar la victoria al ganador o desestabilizar a un partido en alza.