Una de las películas que más plata le hizo perder a una productora en toda la historia del cine fue Indiana Jones and the Dial of Destiny, la quinta entrega del mítico aventurero interpretado por Harrison Ford.
En 2009, los derechos de Lucasfilm fueron adquiridos por Disney, lo que les permitió producir una nueva película de Indiana Jones. A pesar de esto, pasaron varios años antes de que pudieran convencer a Harrison Ford para que volviera a usar el sombrero. Después del fracaso de las nuevas películas de Star Wars, la producción de Indiana Jones se detuvo.
En 2021, se tomó la decisión de avanzar con el proyecto y filmar la película, a pesar de que debería haber quedado así. La producción de la película tuvo un costo de US$ 329 millones de dólares, a los que se sumaron otros US$ 165 millones de dólares en costos de marketing y distribución. En total, los costos asociados a la película ascendieron casi a US$ 500 millones de dólares.
La película se estrenó el pasado 30 de junio y tuvo una apertura decepcionante con solo US$ 83 millones de dólares. Durante el feriado del 4 de julio, que es una fecha importante para los estrenos en Hollywood, la película solo logró recaudar históricamente bajos US$ 11 millones de dólares. En ese día, cuando la mayoría de los estadounidenses van al cine, Indiana Jones 5 fue superada por la película independiente Sound of Freedom.
Durante el feriado del 4 de julio, la película solo logró recaudar US$ 11 millones, siendo superada por otras películas en cartelera.
Con tres semanas en los cines, la película ha alcanzado los US$ 300 millones de dólares en entradas vendidas, lo cual es mucho menos que los costos totales incurridos. Es relevante señalar que de esos 300 millones, solo una parte va para Disney, mientras que el resto se destina a comisiones de los cines.
Las comisiones retenidas por los cines en Estados Unidos representan aproximadamente el 50% de las ventas domésticas, mientras que los cines internacionales retienen alrededor del 35%. Disney se queda con US$ 72,8 millones de dólares de los US$ 145,6 millones de dólares que se vendieron en Estados Unidos. Además, en promedio, Disney se quedó con US$ 102,6 millones de dólares de los US$ 157,9 millones de dólares que se vendieron internacionalmente.
La película solo ha generado ingresos a la compañía por US$ 175,4 millones de dólares en total. Esto significa que hasta ahora, la película todavía está a US$ 318 millones de dólares de siquiera igualar los costos.
En el ocaso de su vida, divorciado y habiendo perdido su cargo de profesor en el prestigioso Marshall College, Indiana Jones es deconstruido en la película. Además, su hijo falleció peleando en Vietnam. Sin embargo, lo más desalentador es que se encuentra al mismo nivel que Helena Shaw, interpretada por la activista feminista Phoebe Waller-Bridge. Ella constantemente critica a Indiana Jones y demuestra saber más de arqueología que él mismo.
La película fue considerada como una despedida para el personaje de Indiana Jones, dejando abierta la posibilidad de futuras secuelas o spin-offs con nuevos protagonistas.
Mientras Indiana experimenta uno de los momentos más importantes de la historia de Grecia, Helena lo golpea en la cara con un puñetazo y lo arrastra por la fuerza de regreso a su casa, completando así la destrucción del personaje. Hacia el final de la película (¡SPOILERS!), él pide que por favor lo dejen morir. La trama progre claramente no fue del agrado de la audiencia, sobre todo para un personaje famoso por ser exactamente lo contrario a todo lo que se exhibió en esta película. Siempre siendo la persona más inteligente en escena, mujeriego y exitoso.
El rodaje de la película fue un desastre, según fuentes internas en Disney. Constantemente, la CEO de Lucasfilm, Kathleen Kennedy, intervenía al director James Mangold exigiéndole darle más protagonismo al personaje de Phoebe Waller-Bridge. En varias ocasiones, Waller-Bridge improvisaba líneas y Kennedy presionaba para que esas partes se mantuvieran en el corte final del film.
La película apenas llegará a cubrir los costos de producción al final de su publicación en los cines, lo cual la convertirá en la primera película de Indiana Jones en perder dinero en toda la historia. A pesar de que Indiana Jones 4 (Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull) fue fuertemente rechazada por la audiencia en 2008 debido a su enfoque más cómico del personaje, logró una muy buena recaudación.
Con una inversión extraordinaria para recrear la cara de Harrison Ford de joven, esta entrega cinematográfica se convierte en la más cara de la historia, llegando a casi US$ 500 millones de dólares y contando con casi 18 minutos de película.
Nunca antes una película tan grande, con tanta producción y tanto marketing, había perdido tanto dinero, lo cual hace que su fracaso en la taquilla también sea histórico. Aunque ha habido películas que vendieron menos o le generaron más pérdidas a su productora.