Sin embargo, esta propuesta es una medida populista y descabellada, que no tiene en cuenta el coste que supondría para las arcas públicas ni el impacto que tendría en la economía y la sociedad. Veamos por qué.
En primer lugar, el coste anual de esta medida sería enorme. Según el INE, en 2020 hubo 395.830 nacimientos en España. Si asumimos que esta cifra se mantiene constante, y que todos los jóvenes que nacen en España reciben los 20.000 euros al cumplir 18 años, el gasto anual sería de 7.916 millones de euros. Esto supone un 0,64% del PIB español de 2020, o un 2,3% del gasto público total. El gasto en educación es del 3,9% del PIB, la sanidad 6% del PIB y la investigación y desarrollo el 1,25% del PIB.
En segundo lugar, el origen del dinero para financiar esta medida es muy cuestionable. Según Sumar, se obtendría mediante la creación de nuevos impuestos sobre el patrimonio y las sucesiones a los más ricos, que es el mantra de siempre. Sin embargo, este tipo de impuestos son muy ineficientes y distorsionadores, ya que desincentivan el ahorro, la inversión y la generación de riqueza. Además, son muy fáciles de eludir o evitar por parte de los contribuyentes con más recursos y asesoramiento fiscal, mientras que los “paganos” seguiremos siendo los de siempre. Por tanto, es muy probable que la recaudación esperada por estos impuestos sea muy inferior a lo necesario para cubrir el gasto de la “herencia universal”.
En tercer lugar, el destino del dinero que recibirían los jóvenes es muy incierto. Aunque la idea es que lo inviertan en formación o emprendimiento, nada garantiza que lo hagan así. Es muy posible que muchos jóvenes acaben gastándolo en ocio, consumo o cosas innecesarias, sin mejorar su capital humano ni su capacidad productiva. Esto supondría un despilfarro de recursos públicos y una pérdida de oportunidades para el desarrollo personal y profesional de los jóvenes. Además, esta medida podría generar efectos perversos como el desincentivo al estudio o al trabajo, la dependencia del Estado o la falta de responsabilidad. ¿Para que están las becas estudiantiles, y las subvenciones al emprendimiento, y la bonificación en las cuotas a la Seguridad Social...?
Por todo ello, la 'herencia universal' de Yolanda Díaz es una medida populista y descabellada, que no responde a las verdaderas necesidades de los jóvenes españoles ni al interés general del país. Lo que se necesita es una política educativa de calidad, que garantice la igualdad de oportunidades y el acceso a una formación adecuada a las demandas del mercado laboral. También se necesita una política económica que fomente el crecimiento, la competitividad y la creación de empleo, especialmente para los jóvenes. Y se necesita una política fiscal que sea justa, eficiente y sostenible, que no ahogue a los contribuyentes ni comprometa el futuro de las generaciones venideras.