Por un lado él en su cuna llorando, a su lado yo, el zeide mirando televisión gozando con el show de Netanyahu en su paso por los Estados Unidos, cuando sea grande podrá decir que nació en un día histórico en la política de Israel.
Podrá contar que el día que nació la televisión transmitió los gestos de alegría y picardía de Netanyahu en su encuentro con el Presidente Trump, sabía que estaba jugando con pelota dominada.
Podrá contar cómo en su discurso ante el Congreso Anual del American Israel Public Affairs Committee, en español más conocido como AIPAC, posiblemente el más fuerte lobby de organizaciones judías en Estados Unidos, los mismos que hace 3 años lo criticaban por su disputa con el ex presidente Obama ahora, de pie, lo ovacionaban, en el escenario un Netanyahu que desplegó toda su ironía, un verdadero show.
Podrá contar cómo, en el día de mayor gloria para Netanyahu en los Estados Unidos y también, por sus logros políticos, para Israel, a 12 mil kilómetros de allí, en Israel, el último de los grandes allegados que lo acompañaban se doblegó y firmó con la policía y la procuración, a cambio de la inmunidad penal y civil, convertirse en testigo de ellos.
Ya lo escribí en mis anteriores comentarios que todo indica que vamos camino a prontas nuevas elecciones, que Netanyahu no dejará escapar su mejor momento ante el electorado a quienes poco o nada le interesan sus problemas policiales y judiciales, en él confían, en el camino quedarán totalmente destruidos muchos de sus enemigos políticos.
Netanyahu en su privilegiada mente tiene ideas y planes que escapan al normal de los políticos, por lejos, en lo bueno y en lo otro, a todos supera, después de las elecciones él decidirá qué hacer, cómo y cuándo retirarse.
Para que mi nuevo nieto no se canse, éste comentario es mucho más corto que los tradicionales.
Hasta la próxima