El líder político, conocido por su habilidad para cambiar de opinión más rápido que las luces de un semáforo, soltó una de las falacias más escandalosas de su carrera política sin que Pablo Motos se percatara, o eso dio la impresión.
Resulta que Sánchez afirmó en el programa que el PSOE, a diferencia del PP, asumió una posición de Estado al abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy. Según él, esta decisión fue tomada pensando en el interés general y en la estabilidad del país, para evitar que se viese abocado a dejarse caer en manos de quien no debía.
Sin embargo, todos sabemos que esta afirmación es cierta solo a medias, y que si lo que algunos llaman “mentiras” y él “cambios de opinión”, podría justificarse en ciertos temas, en éste, que además lo puso él mismo sobre el plató, ha tergiversado hechos de los que fue protagonista en primera persona.
Durante meses, Sánchez se negó rotundamente a permitir la investidura de Rajoy y prometió que nunca se abstendría ¿recuerdan el “no es no”? Incluso llegó a convocar un congreso extraordinario para reafirmar su posición contraria a facilitar la presidencia del PP, hasta llegó a dimitir como diputado para no tener que abstenerse, y fue su número dos, Antonio Hernando, ahora número uno en la lista al Congreso por Almería, quien mostró el cambio de criterio pasando del “no es no” al “no, es abstención”.
Pero, como siempre, Sánchez ha vendido la moto de que él, hombre de Estado donde los haya, fue quien permitió la investidura de Rajoy, quien por cierto, tenía más votos y más escaños que él. Resulta que su “no es no”, esa postura que le costó el puesto por no dar su brazo a torcer, ahora experimenta un giro de 180 grados y resulta que fue él quien en un acto de responsabilidad, permitió el inicio de aquella legislatura. Y ahora pretende hacernos creer que fue una decisión responsable y pensada en el interés general.
¿Tal vez “volvería” a hacer lo que antes no hizo? ¿Dejaría gobernar al PP si saca más escaños que él, para que no tuviese que pactar con Vox?
Es evidente que esta moto que Sánchez le vendió a Pablo está gripada, por mucho que él pueda montarla con una cazadora de cuero negro y casco llameante, al más puro estilo “porque yo lo valgo”.