Kamprad creó en 1943 una compañía que “democratizó” el diseño y que hoy consume el 1% de la madera que se comercializa en el globo. Llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo (una fortuna de US$ 46.300 millones) vendiendo muebles originales y económicos. Para IKEA, los clientes desempeñan un papel fundamental: la empresa empaqueta los productos, pero el comprador debe armarlos y, entonces, recibe las herramientas para montarlos.
A ver. Siempre nos han dicho que democracia era elegir por voto popular al gobierno, aunque luego éste imponga por la fuerza impuestos y leyes que no nos gustan, y qué decir de aquellos que no los votan y luego tienen que soportar leyes que no quieren.
Parece que ahora “democracia”, según este concepto de Ikea, es poner al alcance de una mayoría popular algo que antes era para pocos. No sé. Pero me gusta eso de que los clientes son los que mandan, esa “democracia” del mercado donde los usuarios imponen los productos y servicios que prefieren, como cuando con el comando del televisor “votan” por un programa u otro, aumentando o bajando el rating, y con ello despidiendo o encumbrando artistas.
Me gusta que el público, el cliente, mande sin que se le impongan coactivamente ni leyes ni impuestos. Precisamente para eludir estos impuestos y que la empresa –“democrática”- fuera viable, Kamprad vivió en Luasana, Suiza, durante 40 años. Además, Ikea, hoy tiene sus bases fiscales en Holanda, Liechtenstein, Suiza y Luxemburgo a través de una estructura corporativa -Inter Ikea Holding- cuyo propietario es una fundación.
Comenzó siendo una empresa que solo vendía por correo. Recién en 1958 abría una tienda en Älmhult, la primera de las 412 que existen hoy en el mundo. Ahora, esto de vender sin locales físicos, en plan de ahorrar costos, me recuerda a Amazon, cuyo éxito probablemente no descansa solo en el hecho de ser de una puntocom sino en que ahorra al no tener tiendas físicas, que suelen estar apresadas por regulaciones e impuestos estatales.
Ahora Amazon, el conglomerado Berkshire Hathaway y el banco JPMorgan Chase, anunciaron otra “democratización”, el lanzamiento de una nueva compañía de salud que apunta a reducir los costos. Una firma independiente dirigida inicialmente a los empleados y sus familiares, por lo que, en su primera etapa, ya alcanzaría a millones de beneficiarios, a los que se les proveería cobertura médica "a un costo razonable".
El proyecto está en su fase inicial, pero ya causó conmoción en la industria sanitaria. La posibilidad de que el gigante del comercio electrónico, y sus socios, tome el control de la distribución de los medicamentos recetados ha causado que empresas del sector registren caídas importantes pérdidas. "Los costos de la atención médica actúan como un gran parásito para la economía", dijo el presidente de Berkshire Hathaway, Warren Buffett.
Este nuevo proyecto apunta a “democratizar” la cobertura médica hoy demasiado costosa debido al excesivo peso del Estado en el sector. Si bien, en primera instancia los beneficiarios serán los empleados y familiares, el CEO de JPMorgan, señaló que la meta son todos los estadounidenses.
Por Alejandro A. Tagliavini
Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California