El fin último de estas prácticas sería obtener datos de inteligencia o para forzar confesiones de personas detenidas, o debido a su antigua pertenencia o apoyo a las fuerzas armadas ucranianas, dijo Edwards en una carta dirigida a la Federación Rusa.
Edwards recordó que, si se demuestra la veracidad de estas prácticas, que incluyen descargas eléctricas, palizas, simulacros de ejecución y otras amenazas de muerte, “constituirían violaciones individuales y también podrían equivaler a un patrón de tortura avalado por el Estado o de otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes".
"Esto se ha dado bajo un nivel de coordinación, planificación y organización"
En la carta, enviada juntamente con otros expertos independientes de la ONU, Edwards afirma que la constancia y los métodos de las presuntas torturas sugieren "un nivel de coordinación, planificación y organización, así como la autorización directa, la política deliberada o la tolerancia oficial de las autoridades superiores".
La relatora especial tiene previsto visitar Ucrania a finales de este año para llevar a cabo una investigación como parte de su mandato.