OPINIÓN

Sumar, la "gestación subrogada" que une a Yolanda con Ana

Ana y Yolanda
Raúl heras | Lunes 03 de abril de 2023
Cronica Madrid.- Afirmada ante la misma mezcla de mini partidos y organizaciones de origen marxista, la madre gestante del nuevo conglomerado transversal de la política española, toda vestida de blanco como si de una boda clásica y virginal se tratara, nos ha dicho a todos los españoles que quiere ser la primera mujer que ocupe la presidencia del Gobierno, un deseo tan lógico y legal como difícil de conseguir.

El proyecto de Yolanda Díaz para sustituir a Pedro Sánchez y cerrar el paso a Alberto Núñez Feijóo es tan legal en España como el proyecto de Ana Obregón de ser madre subrogada en Estados Unidos. Las dos han utilizado un "vientre de alquiler". La vicepresidencia, la de Unidas Podemos que la incorporó en sus listas desde su origen en la Izquierda Unida de Galicia; la otra, presentadora y famosa, la de una mujer norteamericana anónima y cumpliendo todas las condiciones de la ley de ese país.

Yolanda y Ana han tardado el mismo tiempo en que sus dos criaturas salieron del útero de alquiler en el que han crecido durante nueve meses. La segunda lo ha hecho con discreción, silencio, espera controlada y, sin lugar a dudas, por necesidad de trasladar el amor que sentía y el dolor por el hijo perdido. La primera lo anunció desde el primer día, a grito pelado, por la necesidad que tenía de conquistar el poder sin ataduras, pero cargado de la misma cantidad de prepotencia que de miedo, y con las dudas que le han llevado a estar a la espera de que tengan lugar las elecciones generales.

Todo el mundo, desde la política a la religión pasando por los medios de comunicación, se ha pronunciado a favor y en contra de la decisión de Ana Obregón e incluso la ministra de Justicia ha afirmado que se trataba de un acto de violencia contra las mujeres que debía ser regulado para endurecer ese proceso con nuevas y más duras penas. Un viacrucis innecesario y con tantos tonos machistas que han oscurecido la capacidad de pensar de una gran mayoría. Las dos varas de medir que se usan en la vieja España.

El caso de la vicepresidenta y líder autoproclamada de Sumar sigue las pautas y consejos estratégicos del más viejo de los manuales del comunismo de hace cien años. El nuevo ser político se gestó en su totalidad dentro de la organización que ha utilizado la "madre" para darse a conocer y lograr un reconocimiento nacional que no hubiera conseguido de ninguna otra forma. Buscó y encontró el "padre" perfecto, en este caso Pablo Iglesias, al que utilizó como donante para su proyecto personal. Lo de la traición posterior era tan previsible como la reacción de las "tías políticas" de la criatura que se han sentido engañadas.

Sin Podemos, no existiría Unidas Podemos, ni existiría el Gobierno de coalición, ni habría tenido éxito la moción de censura de junio de 2018. Los 180 votos se consiguieron gracias a la labor paciente e interesada del líder de la formación, mirada que ya estaba quitando del puente de mando a sus posibles rivales. En el pecado del absolutismo ha encontrado la penitencia del ninguneo. Y Podemos no habría nacido sin el estallido popular del 15-M. Todo un proceso de sucesivas "gestaciones subrogadas", necesarias por la incapacidad de las organizaciones, formaciones y partidos de la izquierda de conseguir un "útero político" capaz de engendrar proyectos mayoritarios en España. Así ha sido desde el año 1977, de forma injusta pero real.

Puede que en el caso de Ana Obregón haya habido una remuneración pactada por el mantenimiento durante nueve meses de una niña en el vientre de esa madre desconocida; lo que es seguro es que en el proyecto de Yolanda Díaz hay muchas remuneraciones políticas y económicas pactadas y a la espera de los resultados electorales de los próximos meses. La biología académica que estudió la actriz y la biología política que estudió la vicepresidenta segunda sirven para lo mismo: para el mantenimiento de la especie.

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