OPINIÓN

El gol de Del Pino y la bisagra de Iglesias que necesita Sánchez

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias (Foto: Afpress).
Raúl heras | Lunes 06 de marzo de 2023
A veces hay que mirar a derecha e izquierda para acertar en el diagnóstico de lo que está ocurriendo. Se evita así que te atropellen en el paso de peatones. En uno de esos semáforos de la actualidad hemos encontrado una buena pista: cronicamadrid.com.- Holanda ha ganado el partido a España. Su Gobierno ha jugado a lo que mejor sabe, con las reglas aceptadas en la Europa de los 27 mientras nuestro Gobierno, y la izquierda de los empedernidos seguidores de los mítines y colores, se lamenta. Rafael del Pino recibió una oferta que no podía, ni quería rechazar y fichó por Ámsterdam en lugar de Madrid.

Las quejas del Ejecutivo y las posibles «multas» que quieran imponer a Ferrovial por «incumplimiento de contrato» van a ser difíciles de mantener en los Tribunales. El VAR fiscal europeo puede que tras examinar la jugada decrete que el fuera de juego no existe y de validez al gol.

En esa situación Pedro Sánchez, a 48 horas del Día de la Mujer tendrá que volver a llamar a la persona a quien más le gusta el papel de «pegamento» desde que comprendió que no iba a ganar en las urnas al PSOE. Pablo Iglesias lo cumplió para unir fuerzas vascas y catalanes y echar del poder a Mariano Rajoy. Quiso hacerlo para que Pedro Sánchez le aceptara en un gobierno claramente de izquierdas y lo logró. Puede que ahora unos y otros no tengan más remedio que aceptarlo como bisagra para evitar desastres mayores. Desde el exterior del Ejecutivo se puede cumplir con los mismos propósitos, feminismo militante por medio.

En el País Vasco la suma de votos del PNV y Bildu, los dos partidos con deseos más o menos confesados de lograr la independencia política, que la económica ya la han alcanzado de hecho. Se trata de seguir sumando objetivos en los que la derecha conservadora y la izquierda radical confluyen. La identidad vasca por encima del partidismo.

Enfrente están el PSE, el PP, Vox, los restos de C´s y el insignificante Más País. Entre ambos grupos y cumpliendo con su papel de bisagra, que ya utilizó para la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa, está Unidas Podemos y la desconocida plataforma de Sumar. La diferencia de los dos grandes bloques no llega a los 50.000 votos.

En Cataluña, el papel de UP con Iglesias, Garzón y Ada Colau a la cabeza es muy parecido: los 546.733 votos que consiguieron en los últimos comicios les convierten en los árbitros entre los dos grandes grupos de independentistas y estatistas. Los primeros, con ERC, JxCat y la Cup sumaron 1.637.063 votos, mientras que los segundos con el PSC, el PP, Vox y C´s consiguieron 1.536.283, cien mil votos menos.

Ese papel, que a nivel ideológico entre la izquierda y la derecha a nivel del Estado le hubiera correspondido hacerlo a Ciudadanos, para evitar la necesidad de los dos grandes partidos de contar con los nacionalistas, como ha sido a lo largo y ancho de 40 años, pero ahora solo puede hacerlo, a nivel de unidad nacional, Unidas Podemos, que exige cambios en la articulación del Estado, pero no el rompimiento del mismo. República Federal en lugar de la Monarquía Unitaria. Una situación que, de mantenerse el desafío de los independentistas catalanes tras las siguientes citas con las urnas, llevará más pronto que tarde, a la intervención de la autonomía por parte del gobierno central y a un futuro de dudosa salida.

Con la dureza de Vox en cada sesión del Congreso con sus 52 escaños, por un lado, y con la fuerza que ya tiene en los gobiernos regionales de Andalucía, Madrid, Castilla y León y Murcia, y en muchos de los grandes Ayuntamientos del país, tanto el PSOE como el PNV y ERC van a tener que contar con los buenos o malos oficios de Pablo Iglesias.

En la tercera de las llamadas Comunidades históricas, Galicia, la fuerza del independentismo es mínima. Los 119.597 votos que logró el BNG nada pueden hacer frente a los abrumadores dos millones holgados del resto de partidos, desde el PP a Vox pasando por PSOE y Podemos. Un problema menos para la estructura del estado.

Una estructura que es tan económica como política, que debe partir y basarse en el consenso y no en la burda descalificación de los que se considera contrarios. La corrupción del Tito Berni se construye y se mantiene por la destrucción del principio de la separación de poderes y el desconocimiento de la historia.

Europa es un lugar común para los europeos y si aceptamos lo bueno debemos aceptar lo que veamos o penséis que es malo. Atraer a las grandes empresas es una tarea principal para cualquier Gobierno. El de Holanda lo ha hecho bien, jugando con la ventaja de ese arbitro que es la Comisión europea. España lo ha hecho mal, pero de nada sirve protestar por las faltas no señaladas cuando has perdido el partido.

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