La semana pasada, la Comunidad de Lanceros informó sobre las cómodas y lujosas condiciones de retiro del arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, incluyendo un apartamento con balcones con vista al Palacio Real. Sin embargo, poco después se supo que el Papa Francisco había derogado las condiciones favorables para el alquiler en usufructo de vivienda a los miembros del clero y trabajadores del Vaticano.
La noticia ha generado muchas reacciones en la Comunidad de Lanceros, quienes se preguntan si la disposición del Papa se aplicará en todas las diócesis del mundo. Algunos miembros incluso se cuestionan si algún obispo podría empezar a cobrar alquiler a los curas por los pisos de la diócesis donde residen. En tiempos de crisis económica, se espera que todos colaboren y esta medida podría ser aplicada en toda la Iglesia.
En la Comunidad de Lanceros, algunos se preguntaron si el próximo arzobispo de Madrid le cobrará un alquiler al emérito Osoro por vivir en un piso propiedad de la diócesis. Aunque Osoro no se mudará fuera de Madrid ni a zonas más humildes como Vallecas o el Pozo del Tío Raimundo, su nuevo hogar está ubicado en una zona muy costosa. A pesar de que los metros cuadrados del piso pueden variar, la diócesis cuenta con dos pisos contiguos en ese edificio, lo que suma muchos metros cuadrados.
Recientemente se ha añadido una noticia de última hora sobre la herencia que dejó don Antonio Astillero a la diócesis, según un informante anónimo. Además de lo mencionado la semana pasada, Astillero también dejó su chalet de verano en la Sierra de Madrid. Los curas de Madrid están especulando si el arzobispo Osoro utilizará este chalet durante los veranos y con quién irá acompañado.
El Papa Francisco ha ordenado la derogación inmediata de las normas que permitían la libertad o condiciones favorables para edificios propiedad de instituciones curiales y organismos relacionados con la Santa Sede, incluyendo las residencias. Esta decisión se tomó debido a los crecientes compromisos que exige el servicio a la Iglesia y a los necesitados en un contexto económico difícil. Se espera que todos hagan un sacrificio extraordinario para destinar más recursos a la misión de la Santa Sede, aumentando los ingresos por la gestión de activos inmobiliarios. Los derechos adquiridos y privilegios se mantendrán, pero las nuevas reglas solo se aplicarán a nuevos contratos. Las concesiones otorgadas en contratos previamente estipulados continuarán hasta su vencimiento natural. Los privilegios deberán ser autorizados directamente por el Papa.
Los sueldos en el Vaticano son notablemente bajos en comparación con el mercado laboral. Por esta razón, se ofrecen beneficios como acceso al economato, la farmacia y suministro de gasolina. Además, según Specola, una vivienda gratuita es parte de la compensación del puesto y su eliminación o cobro a precios de mercado sería equiparable a la esclavitud.
En España existen 26 obispos eméritos, 23 titulares y 3 auxiliares. No se detallará cómo viven algunos de los eméritos, ni cuántos tienen casas personales o familiares, ni cuántos residen en pisos o casas de la diócesis, ni cuántos viven en residencias sacerdotales, asilos o casas de Ejercicios Espirituales. Tampoco se mencionará cuánto pagaba alguna diócesis por mantener el chalet y servicio de un famoso prelado emérito. Hay obispos que viven en la pobreza e incluso en la miseria, mientras que otros lo hacen con lujos. Algunos son queridos y mimados por sus sucesores, mientras que otros son despreciados.
El Código de Derecho Canónico establece que un obispo que renuncia a su cargo conserva el título de "obispo dimisionario" de su diócesis y puede optar por seguir viviendo en ella, a menos que la Sede Apostólica decida lo contrario en casos especiales. La Conferencia Episcopal es responsable de garantizar que el obispo dimisionario reciba una sustentación adecuada y digna, aunque la principal responsabilidad recae en la diócesis a la que sirvió.